Los empresarios del calzado entendemos y defendemos que la precariedad laboral, la economía sumergida, la ilegalidad, la contratación irregular, y tantas otras actividades que superan el límite de la norma suponen un ejercicio de competencia desleal para aquellas empresas que sí cumplen con la legislación. Y otra cosa más importante, representa una falta de ética que no puede ser ni es el sello de un sector de tanto prestigio como el nuestro, el calzado de la Comunidad Valenciana, ni de España.

En favor de nuestro sector hay que decir alto y claro que estas prácticas de economía sumergida y de precarización en algunos puestos de trabajo no identifican al conjunto de nuestras empresas ni de nuestros empresarios, pero sí lo estigmatizan. Estos casos deben ser considerados como aislados, puntuales, aunque no por ello dejan de ser graves. No, al contrario, debemos corregir esas prácticas desleales para cumplir con nuestra obligación ética y así contribuir a su erradicación absoluta, puesto que en nada benefician a nuestro sector ni a los empleados que se ganan la vida en él.

Entre esas prácticas desleales últimamente resuena un eco sobre las labores de aparado que se desempeñan en el domicilio. Sobre esta cuestión, cabe antes puntualizar que existen herramientas suficientes al alcance de cualquier trabajador para atajar las prácticas que consideren irregulares. De hecho, el convenio de la industria del calzado, desde hace años, ya regula explícitamente el trabajo en el domicilio en nuestro sector.

Para conocimiento de todos expongo aquí un resumen de las ideas más importantes: esta actividad debe estar formalizada en un contrato por escrito, en el que conste el lugar de trabajo para garantizar la seguridad e higiene en el trabajo; estos trabajadores tendrán derecho a trabajar las mismas horas que cualquier trabajador de la misma categoría en el seno de la empresa; el salario de estos empleados fuera de la empresa será el mismo que el de sus compañeros que desempeñan su labor en la empresa, más un 10% más en concepto de gastos generales de electricidad, herramientas, agua, u otros.

Estas ideas, en definitiva, evidencian que el trabajo en el domicilio está perfectamente regulado y las prácticas abusivas fuera del convenio responden a comportamientos empresariales inaceptables, que en nada representan al sector del calzado de la Comunidad Valenciana. Es bueno, por tanto, recordar que existen instrumentos legislativos suficientes para actuar contra las prácticas que no respetan las directrices establecidas en el convenio.

Lo que sí representa a este sector son los datos que genera su actividad dentro del desarrollo económico de la Comunidad Valenciana. Y para muestra un botón, o en este caso quizás sería mejor referirse a un zapato. Y es que gracias a las casi 2.680 empresas que operan en el calzado y a las 900 empresas auxiliares del sector se crean nada menos que más de 22.700 puestos de empleo, y otros 11.000 derivados del sector auxiliar en la Comunidad Valenciana.

No podemos ni debemos olvidar que el prestigio internacional que tanto nos ha costado atesorar en las últimas décadas lo hemos conseguido gracias a una apuesta decidida por el diseño y la innovación, pero también por la decisión de nuestros empresarios de promover las condiciones necesarias para que sus equipos humanos desempeñen su puesto laboral con todas las garantías y en las mejores condiciones posibles. Somos lo que somos, gracias al trabajo de todos, de los empresarios y de los trabajadores. Este sí es el sello que nos representa.