Según los indicadores demográficos básicos que publica el INE, desde 1970 hasta 2015 la esperanza de vida en España ha mejorado en más de diez años, siendo superior el incremento en las últimas décadas. Así, de 1994 a 2016, el número de años de vida media de los hombres ha pasado de 74,4 a 80,4 y el de las mujeres de 81,6 a 85,9 años.

Si en España somos longevos, me atrevería a decir sobre la marcha que tiene que ver con nuestro estilo de vida y alimentación, factores fundamentales para una buena salud. La sabiduría popular ya nos viene trasmitiendo la relación directa entre el yantar, la salud y estado de ánimo, creencia también compartida por los galenos, y ya el doctor Juan Sorapán de Rieros en 1616 recopiló los refranes de medicina y gastronomía española en un libro titulado Medicina española contenida en proverbios vulgares de nuestra lengua.

Esta longevidad patria también nos es reconocida por la OMS, pues, de acuerdo a su último informe, la media mundial de esperanza de vida en 2015 fue de 71,4 años. Sólo 29 países alcanzaban los 80 años y únicamente 12 superaron los 82 años, entre los que se encuentran Japón (83,7); Suiza (83,4); Singapur (83,1) y, empatados en cuarto lugar, Australia y España (82,8). Por sexos, las españolas ocupan el tercero superando los 85 años de media, solo mejorada por las japonesas, que viven 86,8 años, y las de Singapur, 86,1. En el ranking correspondiente a los hombres, los españoles están en noveno puesto.

Pero, aviso a navegantas, la brecha de género, diferencia en años entre la esperanza de vida de mujeres y hombres, a favor de estas, que creció en España hasta mediados de los años noventa, se ha ido reduciendo. Nuestros hombres se resisten cada vez más a dejarnos viudas, y la ratio de masculinidad a la defunción ha descendido significativamente.

La longevidad, que podemos calificarla de buen acontecimiento, supone también un desafío. Nuestra sociedad envejece.

España, con 43 años de media de edad, es el décimo país del mundo con la población más envejecida. Datos del INE muestran que, según en la zona donde se viva, la media de edad varía en hasta 11 años. El sur, el Mediterráneo y las islas son territorios con menor media de edad, mientras que es en el norte donde se encuentran las provincias con mayor media. El top young son Almería y Murcia, con una media de edad en 39 años. Nuestra Comunidad, con 42 años, (41 mujer / 43 hombre), se sitúa entre las jóvenes.

Para esta longevidad, ¿estamos preparados como sociedad y como individuos?

A cualquiera que le preguntemos si quiere vivir muchos años, la gran mayoría contestara que sí, pero siempre que se tenga «calidad de vida». Y ahí está la cuestión

Si hablamos de las pensiones, los jubilados han salido a las calles manifestándose para hacer patente su calvario con lo que cobran, a lo que se han unido jóvenes no menos preocupados por si las cobrarán en un futuro.

La salud es una fuente de bienestar, con lo que la asistencia sanitaria también va a ser fundamental y deberán destinarse los medios económicos y humanos necesarios para garantizar la calidad de la misma. Por tanto, es necesario que la sociedad se organice para preservar y mejorar la salud de los ciudadanos de cualquier edad.

En cuanto a la dependencia, nuestros mayores pueden pasar a ser una carga adicional para las economías familiares, que no todas pueden afrontar.

Recientemente, leo en INFORMACIÓN que la provincia tendrá 614 plazas más en geriátricos «para rebajar las esperas», porque hay 4.000 personas en lista de espera en nuestra Comunidad desde hace más de un año. Pues a lo peor ocurre como con los famosos PIA(el programa individual de atención de la Ley de Dependencia), que lo están percibiendo o reclamando los herederos de los beneficiados con esta prestación, pues estos en vida no han llegado a disfrutarla. Y es que, de momento, la longevidad también tiene caducidad.

A ser previsores tocan como la hormiga del cuento.

El tema es tan importante y tiene tanta trascendencia que la esperanza de vida forma parte de los Indicadores de Desarrollo Sostenible de la Unión Europea en los apartados de Salud Pública y de Cambios Demográficos, de la Oficina Europea de Estadística, Eurostat, y del Pilar Europeo de Derechos Sociales, documento que la Unión Europea firmó en noviembre de 2017, en el que los líderes remarcan los principios y derechos esenciales para el buen y justo funcionamiento de los mercados laborales y el de los sistemas de bienestar de la Europa del siglo XXI.

La Unión Europea es consciente de la necesidad de contribuir a impulsar un crecimiento económico inclusivo y sostenible, y los destinatarios de todo ello son los ciudadanos, sea cual sea su edad.

A nivel individual nuestro reto es cumplir años sintiéndonos útiles y con espacios que cubrir y no asumir estereotipos.

En la cultura occidental no se nos prepara para la vejez, pero la calidad de la última parte de la vida también depende de uno mismo, y las decisiones que adoptemos respecto a estilo de vida y actitud pueden influir sobre los efectos de la senectud. Como leo a un psicólogo estadounidense, Ludwig, «tengamos presente que tener la capacidad de adaptarse al contexto cambiante de nuestras vidas es clave para el éxito, a lo largo de la existencia». Y también es rotundo en esta otra afirmación: «Y, ¿cuál es la alternativa a envejecer? Morir joven».

Ánimo, enhorabuena y a cumplir años.