El viernes 27 de abril los portavoces de PSOE y Compromís anunciaban que se habían aprobado los trámites para la peatonalización de la Corredora. El lunes 30, el mismo equipo de gobierno declaraba que dejaba en suspenso dicha tramitación, en aras de buscar «una solución más consensuada» y el pleno, celebrado el 2 de mayo, aprobaba, tras unas peripecias sobre concejales asistentes, darse un plazo de hasta 90 días para establecer ese consenso.

Del tema de la peatonalización de la Corredora se viene hablando hace años. En Elx, al igual que en otras ciudades, siempre que se habla de estos temas surge un debate ciudadano que, difícilmente, se libra de los intereses partidistas de cada uno. Es difícil encontrar la unanimidad a la hora de reclamar la peatonalización de espacios públicos, existe mucha desconfianza cuando se plantea reducir el uso del espacio viario por parte de los coches. Pareciera que la ciudad deba adaptarse al coche y no al revés.

Afortunadamente, desde hace unos años, el nivel de concienciación por unas ciudades más saludables y respetuosas con el entorno, en las que los ciudadanos puedan disfrutar de espacios seguros en los que caminar de forma cómoda, ver escaparates, hacer compras, pasear con la familia o amigos, etc., sin la presión o, incluso, peligro que representa muchas veces un vehículo casi rozándote en determinadas calles, ha aumentado de forma significativa. Grandes capitales y todo tipo de ciudades desarrollan medidas de peatonalización y conversión de calles en espacios de convivencia y disfrute para todos y con gran éxito.

En casi todas, estas medidas se han llevado adelante con una parte de oposición que, por diferentes motivos, las ha cuestionado, aún después de debates sobre las mismas. Y, en casi todas ellas, una vez explicados, debatidos y ejecutados los proyectos de peatonalización, se ha tenido éxito. La ciudadanía agradece que se apueste por ella. Incluso no hay que ir muy lejos: en nuestra propia ciudad también ha sido así. La peatonalización de calles en la zona centro también trajo polémica, igual que cuando se hizo en la plaza Conde Casas Rojas de Altabix o la de Villajoyosa, en El Toscar, por no hablar de la que se montó cuando, en la Corredora, se dejó sólo un carril y se ampliaron las aceras. En todos los casos citados, hubo problemas con algunos colectivos y partidos de la oposición. Y, en muchos de ellos, indecisiones y miedos en parte del equipo de gobierno. Siempre había alguna excusa para dejarlo para más adelante. Cuando se gobierna, hay que hablar, discutir, proponer alternativas, etc., pero, al final, hay que tomar decisiones, si se creen justas, aunque puedan costar votos o críticas.

La Corredora es una actuación emblemática en Elx. Es incomprensible que, pese a ello, se haya ido dejando para el final del mandato. Ni a cosa hecha. Es el peor momento. La cercanía de las elecciones acrecienta presiones y temores. Pasa en todos los sitios, lo que hace más inexplicable la tardanza en su debate y aplicación.

Al tema del tráfico que discurre hoy por la Corredora es al que hay que darle una solución. Todos comparten que es excesiva, y poco justificada, la utilización de ese vial para desplazamientos de una parte a otra de la ciudad. Sin duda que, prioritariamente, deberían estudiarse planes de movilidad urbana que no sólo tuvieran en cuenta el desvío, por otras calles, del tráfico existente sino la propia reducción de éste. Campañas más potentes a favor del transporte público, que sí debería mejorar sustancialmente con nuevos vehículos, más silenciosos y ambientalmente adaptados, y que darían servicio a calles como Alfonso XII y Ángel y, en cambio, tal vez haya que ser más restrictivo en facilitar al coche que sólo quiere cruzar la ciudad, el que pueda utilizar esas mismas calles, que no son las más adecuadas para ello. Los puentes del Bimil·lenari, Avinguda de la Llibertat y Generalitat, entre otros, admiten ese tráfico que no va al centro, que sólo es para ir de una parte de la ciudad a la otra. Ése es el tráfico que habría que sacar del centro, ya que no aporta nada al mismo. Es una opción que garantiza críticas pero, tal vez, sea una de las que haya que estudiar sin complejos para mejorar la ciudad. Se trataría, en definitiva, de impulsar un gran debate ciudadano sobre una mayor pacificación del tráfico privado en general.

Ahora bien, decir que todo quede supeditado a la construcción del Mercado Central no es más que otra excusa y, además, contradictoria. Si ya en ese deficiente proyecto se hablaba de la peatonalización, el nuevo aparcamiento incrementaría el tráfico que tendría que pasar por las calles antes citadas. Sería peor el supuesto remedio que la enfermedad, por no hablar de los problemas de esa obra, incluso al Misteri como tal.

Apostar por la peatonalización es una decisión buena e importante para el futuro de la ciudad, que hay que estudiar y debatir ampliamente, sin esperar unanimidades en un tema en el que nunca las hay. No es el mejor momento, pero aún hay tiempo si hay voluntad.