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Teatro Crítica

Tradicional y contemporánea

La ternuraTEATRO PRINCIPAL DE ALICANTE

Texto y dirección: Alfredo Sanzol Compañía: Teatro de la Ciudad

Inspirándose en el universo de las comedias de Shakespeare, el autor ha querido construir una comedia romántica de aventuras con excesiva duración. El lenguaje tiene brillantez, y lo narrado desprende el dinamismo del vodevilesco carácter de su galería de situaciones. Entradas y salidas frecuentes que el dramaturgo Alfredo Sanzol usa para tejer las escenas con habilidad, progresión dramática y filosófica. Un alegato del género femenino que se niega a ser un simple objeto del hombre. Y la necesidad amorosa, de una realidad plena, a pesar del dolor y del exceso proteccionista de los padres hacia los hijos. Si nos situamos en mayo de 1588, época de los barcos de la Armada Invencible en tiempos de Felipe II, vemos a tres mujeres, una reina y dos princesas que viajan para casarse en matrimonios de conveniencia con nobles ingleses. «Somos usadas como moneda de cambio», se dice. Por arte de magia recalan en una isla desierta que no lo está, ya que residen un leñador, que disfruta con la placidez de la ausencia femenina, y su par de hijos. El texto de Alfredo Sanzol reitera uno de los principales motivos de esta obra, como es la clásica e ingenua utilización de los disfraces para engañar, y los varones se tragan el anzuelo tranquilamente con tres féminas convertidas en soldados barbudos. Ese efecto artificial y su talante lúdico nos ofrecen el juego infantil, para mayores, que es La ternura con sus elementos de las comedias bajas y altas. El ingrediente elevado o intelectual («La guerra da el relevo a la política, y no sé cuál de las dos es responsable de más víctimas») se une al viejo estilo de la farsa de bobos, de risa fácil. El enredo y los equívocos aumentan en estos pasajes con concesiones destinadas a la mayoría, en busca de un teatro eminentemente comercial. La dirección del propio autor tiene el ágil y pulso firme que los comediantes llevan a efecto en función de las escenas. Paco Déniz y Javier Lara son los hijos con rudeza y delicadeza, y el desenvuelto padre es Juan Antonio Lumbreras, quien sobresale especialmente. Elena González, la rígida reina maga. Y Natalia Hernández y Eva Trancón, las hijas. Se rizan los rizos, y la conflictividad conduce al final feliz.

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