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Ramón Pérez

Como decíamos ayer

Ramón Pérez

Lo que pudo ser y no fue

Ir a clase sabiendo que repites curso es desolador. Pocos alicientes hay para cargar cada mañana la mochila y recorrer un camino que sabes que deberás volver a pisar el año que viene. Mismas aulas, mismos profesores, mismas sillas, mismos godos, mismos verbos irregulares, mismos bolígrafos. Algo así le ha pasado a este Hércules 17/18, que sabía que repetía curso irremediablemente a principios de año. Solución se trató de poner. El apoyo extra que está hoy tan de moda. Pero ni así. Los profesores particulares a los que acudió este Hércules no han sabido reconducir la marcha tan irregular de un alumno que ha empeorado, y ya era difícil, el curso anterior. La figura del alumno repetidor siempre es inquietante, entre enigmática y aterradora. Sobre él circulan leyendas, es perro viejo, pero cae siempre en los mismos errores. «Este año deberías aprobar de calle», le reñía siempre mi tutora al compañero de turno que recogíamos de un curso superior. Pero qué va. Él estaba a otra cosa, más o menos como el Hércules durante este curso. Lo cierto es que esa cosa no hemos sabido descifrarla ninguno, tampoco ellos. Los expertos dicen que la culpa no es del repetidor, sino del entorno. El familiar, el social, el de las amistades. Ayer Visnjic no culpó al entorno de la decepcionante temporada del Hércules, pero sí que deslizó que, desde luego, el actual no es el más idóneo para caminar. «El entorno no marca goles», se escuchaba tras la rueda de prensa del técnico serbio. Y es cierto. Quizás con un delantero de 15 goles el Hércules aún podría haber encarado con opciones, pese a todo, el intrascendente derbi alicantino que ayer terminó con un escueto e insulso 1-1. Porque, paradojas de la vida, el conjunto blanquiazul es, a falta de una jornada, el segundo equipo menos goleado de todo el grupo. El Elche, que goza desde anoche de la segunda plaza, ha recogido el balón de su red en las mimas ocasiones que su eterno rival. Pero ha marcado 17 goles más. Ahí está una de las claves. Con eso no se aprueba de calle, pero casi. «Lo normal es que si estudias todo el último día, no llegues al cinco», decía el herculano Juli durante esta semana pasada. El Hércules volverá a encontrarse a final de agosto con los mismos godos y los mismos verbos irregulares, no le queda otra que cambiar de mochila, de bolígrafo y hasta de peinado.

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