Antonia Mecha Campello es una víctima de la guerra civil muy especial. Fue una mujer que padeció cárcel en los primeros años de la posguerra y, una vez en libertad, acabó en un manicomio en el que pasaría los siguientes 52 años, hasta su muerte, el 7 de diciembre de 2005. Tenía entonces 90 años. Nació en Elche en 1915, hija de Francisco y Gabriela, también ilicitanos. Después de Antonia vendría una segunda hermana, Aurelia, nacida en 1920 y casada muchos años después con Joaquín Grau García, un militante comunista ilicitano que pasaría unos 15 años en las cárceles de la dictadura de Franco. Francisco fue alpargatero, aguador y militante socialista. Gabriela fue también alpargatera. La familia vivió en una modesta casa de la calle Daoiz. A pesar de las limitaciones económicas de su familia, Antonia debió hacer un tremendo esfuerzo para estudiar el Bachillerato. Como su sobrina Graciela nos contó, Antonia pudo estudiar porque por las noches contribuía al esfuerzo familiar trabajando en su casa en la alpargata o en lo que fuera. Su empeño le permitió convertirse en maestra y, al parecer, llegó a iniciar estudios de Medicina en la Universidad de Murcia, interrumpidos por la guerra civil. Probablemente su propio coraje, su capacidad de superación y, desde luego, su antifascismo le dieron una cierta fama en la ciudad de Elche, lo que pagaría con creces en la posguerra. En cualquier caso, tampoco tuvo un papel especialmente destacado a partir de 1936. Estuvo en el frente, en Guadix, y fue secretaria de un comisario de guerra. Ejerció como maestra en el Huerto de San Plácido y en alguna otra escuela. Su nombre no aparece en ningún momento en los cuatro semanarios ilicitanos de la guerra civil (El Obrero, socialista; Elche Rojo, comunista; Germinal, anarquista y Adelante, de Unión Republicana). Probablemente formó parte de la Federación Universitaria Española (FUE) pero, insistimos, con muy poco protagonismo en una ciudad de unos 42.000 habitantes en 1936 y en la que, por primera vez, tuvieron las mujeres protagonismo en la vida política. Las más destacadas fueron las seis mujeres que formaron parte del Consejo Municipal de Elche (las comunistas Gregoria Lozoya Lag y Josefa Pastor Brotons; las socialistas Rita García Agulló y Francisca Vázquez Gonzálvez y las militantes de Unión Republicana Matilde Iborra García y Milagros Pelegrín Bañuls. Prácticamente todas ellas tuvieron que exiliarse al terminar la guerra).

Antonia Mecha ingresó en la prisión de mujeres de Elche desde Comisaría el 11 de abril de 1939. En julio fue puesta a disposición de la justicia militar. El 5 de febrero de 1940 fue trasladada a la prisión de Orihuela y el 11 de agosto de 1941 fue trasladada a la prisión de Monóvar. Pasó por el Hospital Provincial y el 14 de febrero de 1942 ingresó en el Reformatorio de Adultos de Alicante.

Su familia recuerda que se le cortó el pelo al rape y, siendo como era una mujer muy cuidadosa con su aspecto, así se le sacó a la calle en alguna ocasión. Fue purgada también con aceite de ricino y debió pasar por un auténtico calvario. Sin embargo, cuando por fin fue juzgada por un consejo de guerra sumarísimo en Alicante el 10 de marzo de 1942, las acusaciones fueron insignificantes. Fue juzgada junto a Asunción Junquera Mera, maestra nacional procedente de Asturias y las dos fueron condenadas a seis años y un día de prisión mayor por un delito de excitación a la rebelión.

En la sentencia del tribunal militar se decía lo siguiente: «Resultado probado y así se declara que (€) Antonia Mecha Campello, de antecedentes izquierdistas. Durante la dominación roja habitó en domicilios pertenecientes a personas de derechas que habían sido requisados. Hizo activa propaganda de aquel régimen y fue por espacio del algún tiempo auxiliar de la policía en la instrucción de atestados a elementos de orden, prestando servicios burocráticos».

El juicio permitió que saliera en libertad condicional en el mismo mes de marzo de 1942, al haber cumplido dos años, once meses y 14 días de prisión. Volvería a ser detenida el 2 de abril de 1945, por la redada masiva que se produjo a raíz de la muerte a tiros del comisario de policía Maján el 23 de febrero de ese año en Perleta a manos de militantes comunistas. Antonia Mecha fue de nuevo sometida a otro procedimiento sumarísimo el 12 de mayo de 1945 y permaneció en el Reformatorio de Alicante hasta el 19 de junio de ese mismo año.

Su sobrina nos relató un incidente con un vecino al ser insultada y, a partir de entonces, la que fue una magnífica y esforzada estudiante comenzaría poco a poco a perder la cabeza. Pasó por centros psiquiátricos de Murcia y València y terminó siendo recluida en la llamada Granja Psiquiátrica de San Juan de Alicante. Su familia la acompañó siempre y recuerdan a una mujer dulce, educada, limpia, extrañada ante los comportamientos de sus compañeros y con la idea obsesiva de que seguía en la cárcel o, como ella mismo decía, secuestrada.