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J. A. Galvañ

Desde la prosperidad

J. A. Galvañ

Un clásico sin esencia

Volvió un derbi al Martínez Valero -hacía cinco años que no se vivía en las gradas del coliseo franjiverde- y lo hizo sin la esencia que tienen este tipo de partidos. Tanto en la grada como en el césped faltó tensión, intensidad y en el caso del Elche orden. Es decir toda las señas de identidad que está teniendo el conjunto ilicitano desde la llegada de Pacheta. Está claro que las circunstancias de uno y otro equipo influyeron. Los franjiverdes están pensando ya en el «play-off» de ascenso y los herculanos en finalizar lo antes posible una temporada para olvidar. El técnico del Elche apostó por una alineación coherente y práctica. Quiso darle una oportunidad a Guille Vallejo y otra a Jony para dar descanso a José Juan y a Provencio. Desde el primer momento se notó que a los ilicitanos les faltaba una marcha más. Distaban mucho del equipo que se vio contra el Cornellà y, sobre todo, frente al Villarreal B y el Mallorca. Aún así, el conjunto de Pacheta tuvo siempre el partido controlado con un Manuel Sánchez imperial. Sólo había que esperar que llegase el gol. Y lo hizo. En ese momento, la grada comenzó a vibrar, al Hércules se le notó tocado y sólo faltaba hacer el segundo para que la fiesta fuese completa. Pero a partir del minuto 62, Pacheta decidió pensar más en la promoción y comenzaron los «experimentos». Manuel Sánchez se fue al banquillo, Gonzalo Verdú se situó de mediocentro. Posteriormente, Jony, con molestias, fue sustituido por Nino y Benja, el delantero referencia, se puso en la banda derecha, donde no ha jugado en toda la temporada y en la que estuvo totalmente desubicado. Para colmo, los blanquiazules se encontraron con el empate con un gol de rebote tras una buena jugada de estrategia y ahí acabó el derbi. Nino y pocos más sí que mostraron tensión y motivación que requieren este tipo de partido. Pero un Elche sin el orden que tanto habíamos elogiado. Fue más un querer, por agradar a la afición, y un no poder. Incluso el Hércules tuvo momentos para llevarse al partido, al igual que Sory dispuso de dos claras ocasiones. Al final, reparto de puntos. Sólo pitar el colegiado, la afición se olvidó del derbi y comenzó a animar a sus jugadores y a Pacheta de cara al «play-off», que es lo verdaderamente importante. El resultado fue lo de menos, pero al clásico le faltó chispa y esencia.

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