Me dan la noticia de tu muerte cuando me encuentro bien lejos, al otro lado del Atlántico, y me pongo a escribir estas líneas que nunca hubiera querido escribir. Porque, aunque hiciera algún tiempo que no hablara contigo, te tenía y te tengo verdadero aprecio. Y estoy seguro que era correspondido, lo cual en alguien tan cabezota como tú, era muy de agradecer; sobre todo teniendo en cuenta que no siempre coincidíamos en las opiniones políticas.... ¡Porque eras guerrista, y yo nunca lo fui!

Te conocí cuando eras concejal en la primera Corporación democrática, en 1979. Allí coincidiste con mi padre, en bandos diferentes, pero en el escaso tiempo que él estuvo en el Ayuntamiento de Alicante, supo apreciar tu inteligencia y tu criterio político, y así me lo repetía. Otros concejales de la extinta UCD, también coincidían en esa opinión.

Luego, en 1982, un grupo, entre ellos algunos concejales, que habíamos desempeñado un papel destacado en UCD, nos integramos en las listas del PSOE, desde las filas del PAD. No voy a decir que el desembarco fuera bien entendido por todos, pero algunos, como tú, Antonio García Miralles, Lerma, y otros muchos, os encargasteis de hacerlo fácil. Fuiste de los primeros en comprender que el proyecto socialista podía, más bien debería, incluir lo que representábamos. Comenzaron tiempos de coincidencias, con alguna, no lo oculto, divergencia. Pero siempre desde el respeto y el cariño... Incluso pretendiste, y yo no me opuse radicalmente, hacerme candidato a la Alcaldía de Alicante...

Eran tiempos en los que dominabas ampliamente el panorama del socialismo alicantino, que era hegemónico (¡qué tiempos aquellos!), pero cuando llegaban los congresos de país, nada, ¡revolcón, tras revolcón! Aunque tú siempre te empeñaras en transmitir que habíamos salido ganando. Eran tiempos en los que tenías una visión alicantinista que no siempre era bien acogida en Valencia. O mejor dicho, siempre era muy mal acogida.

Luego, el resto, es bien sabido. Tu muerte política, siempre con la sospecha del "fuego amigo", tan de actualidad en estos días, que trae al recuerdo la frase de Adenauer: enemigos, enemigos mortales, y compañeros de partido. Pero, luchador como eras, te rehiciste, desde la Cámara de Comercio, y no conseguiste ser candidato a Alcalde porque las cosas habían cambiado mucho y "nosotros los de entonces, ya no éramos los mismos".

Pero, si hay quien piensa que entre políticos no puede haber verdadera amistad, he querido dejar estas palabras, querido cabezota, para desmentirlo. Te echaremos de menos, amigo Antonio.