Decía mi abuelo que «en el equilibrio está la virtud», y aunque él nos lo recomendaba en la adolescencia para que tuviéramos en cuenta que los excesos, de cualquier tipo, nunca son buenos, su frase sería aplicable en este caso perfectamente. El Consell acaba de aprobar su cuestionado Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde del Litoral de la Comunidad Valenciana (PATIVEL), creado para proteger de la especulación urbanística casi 3.000 hectáreas de suelo de la provincia de la franja litoral, desde primera línea de mar y hasta 1.000 metros hacia el interior. A bote pronto no parece mucho y más teniendo en cuenta que queda muy poco que proteger, sobre todo considerando que estamos en una provincia que vive de un turismo que valora cada vez más las cuestiones ecológicas y medioambientales. Pero enseguida salieron voces discordantes como la de algún ayuntamiento o los promotores, que exigieron la retirada del plan aduciendo un impacto económico negativo de 3.500 millones de euros, asegurando que en la franja litoral tan solo queda suelo finalista para construir 10.000 viviendas. Con las últimas modificaciones, tras «suavizar» el documento, desde la Generalitat Valenciana aseguran que en el conjunto de la Comunidad quedan libres 12.000 hectáreas, y que, en el caso de la provincia de Alicante, esto se traduce en suelo para construir 50.000 viviendas en los próximos 10 años. Pero no todos son pitos. También hay aplausos, como los del presidente de los geógrafos españoles, Jorge Olcina, que recomienda aprovechar esta protección para venderla como un valor turístico, incluso como eslogan para apostar también por ese turismo que sabe apreciar la calidad ambiental. A ver si entre todos lo conseguimos y llegamos a ese deseado equilibrio que lleva a la virtud.
