«El insulto» es una película dramática, en la que un pequeño altercado entre un libanés cristiano y un refugiado palestino y musulmán, da lugar a un enfrentamiento entre dos grupos, en el que el odio y los resentimientos hacen que la disputa, así como el rechazo y la intolerancia, adquieran cada vez mayores proporciones, de modo que un incidente que podía haber quedado en una simple anécdota, toma una extraordinaria dimensión.

Pero lo cierto, es que las cosas son más bien lo que interpretamos o nos decimos acerca de las mismas, y nadie puede ofender a otra persona sin su consentimiento, pues la gente hace cosas, y tú decides si te afectan o no, ya que la actitud interior es la que determina las emociones que sentimos.

Como explica en su película Ziad Doueiri, libanés y realizador de esta obra tensa y perturbadora, que fue nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, y que con anterioridad, rodó otro filme de título «West Beirut», que narra la historia de dos adolescentes que viven en la parte musulmana de la ciudad, y que son testigos presenciales de la guerra civil libanesa en el año 1975, y a la que ambos intentan permanecer ajenos, siendo al igual que «El insulto», películas en las cuales se desarrollan tramas que tratan sobre la reconciliación nacional y la convivencia de las diferentes etnias.

Que es el mensaje que transmite Doueiri para el Líbano, que es un país de Oriente Medio que cuenta con verdes praderas y zonas de altas montañas, así como pequeños pueblos, monasterios, y ciudades fascinantes como Baalbek, con sus increíbles ruinas romanas y su impresionante templo, o como Trípoli, con su arquitectura medieval, o como el Valle de Kadisha, o como por supuesto Beirut, su capital, que se presenta como la ciudad más liberal y diversa de Oriente Medio.

Pero volviendo a «El insulto», y en relación con la convivencia y la tolerancia, que son ideas que transmite la película de Doueiri, y con carácter general, es fundamental la capacidad de percibir o interpretar lo que otras personas puedan sentir, intentando dar respuesta a dichos sentimientos, sin prejuzgar, y contando con la capacidad de atender y observar a los demás con detenimiento y atención, sin buscar solo nuestro beneficio e intentando ponernos en la posición del otro.

Siendo la empatía, más fácil de poner en práctica a medida que logramos conocer mejor a la otra persona, como se nos muestra en la película, descubriendo los motivos de su estado emocional, y comprendiendo la forma de actuar propia a ese estado de ánimo, y siendo también sensibles para apreciar cuando alguien empatiza con nosotros.

Como resulta fácil hacerlo con ese drama judicial y político, intenso y emotivo, que escenifica que la cordura y la templanza deben imponerse siempre a la soberbia y la rabia, y que nadie tiene el monopolio del sufrimiento ni la exclusividad de la certeza.