Según demuestran las investigaciones, la leche materna tiene una importante función inmunológica para el bebé. Es rica en muchos elementos fundamentales para el desarrollo de su cerebro y su sistema nervioso. También contiene bacterias protectoras que ayudan a que el sistema digestivo funcione correctamente.

Lo sorprendente es que la composición de la leche cambia cuando el recién nacido está enfermo. Se cree que este proceso tiene lugar cuando el bebé succiona el pecho de la madre. Los receptores de la glándula mamaria toman información, al entrar en contacto con la saliva del bebé, acerca de su estado inmunológico. Si se detectan agentes patógenos, estimulan el cuerpo de la madre para producir anticuerpos. De este modo aumentan en un 94% la presencia de leucocitos, inmunoglobulinas y lactoferrina en la leche materna, hasta que finaliza la enfermedad. De hecho, en circunstancias normales, la composición de la leche cambia a lo largo del día, siendo más consistente y rica en grasas por la noche, para que pueda pasar más tiempo sin comer, y más líquida por la mañana para hidratarle mejor.

Pero este mecanismo de adaptación no sólo se observa en la madre. También se producen alteraciones bioquímicas en el cerebro del padre generando cambios físicos y cognitivos. Según la neuropsiquiatra Louann Brizendine, en su libro "The male brain" (El cerebro masculino), "las feromonas que secreta la embarazada son captadas por su pareja, ayudándole a realizar la transición de hombre a padre".

El síndrome de Couvade, que afecta en mayor o menor medida a más del 50% de los futuros padres, consiste en la aparición de mareos, náuseas y somnolencia en el hombre durante el embarazo. Según el doctor Arthur Brennan, de la Universidad de Kingston en Londres, los niveles de cortisol en sangre del hombre que espera un hijo aumentan considerablemente entre la cuarta y la sexta semana tras conocer la noticia del embarazo.

Los cambios psicológicos y conductuales también pueden observarse en los padres tras la llegada de un hijo. En este momento es frecuente que expresen sus sentimientos y emociones con más frecuencia. También experimentan un mayor sentido de la responsabilidad, del sacrificio y dejan de pensar en ellos para centrarse en su pareja y el recién llegado. Del mismo modo, experimentan una profunda preocupación cuando el bebé enferma o alguien le hace algo que ellos consideran dañino, les angustia tener que disciplinarlos y sienten una gran motivación para hacer cosas, para trabajar y embarcarse en nuevos proyectos.