«... lo que provoca que las distintas camarillas de esta Corte de los Milagros, grotesca y decadente, se enfrenten entre sí, aceptando prontamente el chantaje propuesto y cerrando filas ante cualquier suceso que pueda sacar a la luz sus miserias».

Valle Inclán : Farsa y licencia de la reina castiza.

Alicante una realidad en destrucción, erosionada, por la falta de una autoridad que consolide la vida comunitaria. «..siempre puro presente, contingencia, improvisación».

Josevicente Mateo : Alacant a part.

Decíamos en el mes de enero del año 2015, en el artículo Carta abierta a una alcaldesa inconclusa, lo siguiente: «Se va sin acabar el período para el que los confiados votantes, los suyos, le hicieron el encargo. En eso de marcharse sin acabar sus trabajos no es la primera. Tampoco es la primera que ha abusado de su poder, respaldada por su grupo, por su partido, en silencio de desaprobación pública, lo que se llama connivencia. No ha sido original en su prepotencia de intensidad creciente, la misma que mostraron los tres alcaldes democráticos y sus respectivos partidos».

Dimitía en 2014 la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, ahora investigada y encausada por graves delitos pendientes de juicio. Dimite el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, en 2018 por la investigación de delitos, menos pero también delitos, que serán juzgados. Un tiempo y una distancia moral que separa a dos personajes, cada uno en su talla ha producido un daño importante a este vecindario alicantino que no supera los sobresaltos políticos, los de la mala política, los que ocultan el ejercicio de la buena ciudadanía. La precariedad política amenaza con convertirse en epidemia, o ya lo es. En el caso de la alcaldesa suplente primero, electa y breve después, el comportamiento que adoptó era previsible, la escuela que eligió en su carrera municipal ya lo anunciaba: méritos dudosamente conseguidos con una actitud servil, responsabilidades de dañina repercusión para la ciudad y el territorio, para la participación ciudadana, para la gestión de los recursos económicos, para el respeto a la memoria y a la historia...

El alcalde dimisionario en estos días anunció su trayectoria el día que tomó posesión cuando avisó de que se inspiraría en los primeros tiempos de la democracia municipal postfranquista donde imperó un estilo de amiguismo, clientelismo, ataque a la oposición y al semisocio que tantos daños han traído. Poco ha enderezado de todo aquello torcido, corrupto, entregado al saqueo que nos dejaron los largos años de gobierno PoPular. Aunque las dos trapisondas que le han empujado a dimitir no tengan la magnitud de aquellas, sí pertenecen al mismo estilo zafio, como de entretenimiento en el patio del colegio donde poner la zancadilla al más listo de la clase, apoyar al juerguista que me llevará a las mejores fiestas y su traducción política de chivatazos sobre los socios para debilitarlos a la vez que las adulaciones y aproximaciones para dividirlos. Mientras, quedan pendientes asuntos de primera urgencia para la ciudad: la recuperación de los servicios entregados a los saqueadores de larga duración, los barrios degradados, la pobreza, el ensuciamiento, la cultura recuperadora del civismo y pisoteada por tardeos y vomitonas, la participación democrática...

Todo esto ha enturbiado el ambiente de la representación política hasta un extremo grave, tanto como que en este momento, a punto de iniciar el año último de una atribulada legislatura, el objetivo sea únicamente conseguir que la Alcaldía quede en manos de este o aquel. No aparecen los debates en los partidos del tripartito exgobernante para que se consolide un programa de actuación que devuelva a la ciudadanía la confianza en sus representantes. No aparecen pero ¿están?, ¿se explican más allá del foro interno de los partidos?, ¿llegan a quienes votaron por el cambio desde un gobierno plural?

Todavía es tiempo, en las redes y en la calle, de reconocer los fracasos sin miedo, enderezarlos sin subterfugios, abrirlos a los ya descreídos votantes, aunque sólo sea por la proximidad electoral. Y también, por qué no, para recuperar el aprendizaje de la política y su ejercicio, la cultura política perdida entre las guerras de sueldos, asesores, protagonismos perdidos, luchas de honor... falso honor. El tiempo ya escaso requiere honestidad, trabajo, atención a lo público que es el público, la colectividad. Eso por lo que hemos trabajado y seguimos trabajando desde la izquierda, con amor.