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Francisco Esquivel

Tiene que llover

Francisco Esquivel

De Santana al grupo Kosmos

La eliminatoria de València tiene trazas de convertirse en la última que se celebre en suelo hispano dentro de las travesías propias de la Copa Davis desde hace más de un siglo, que ha llevado a que aficionados de esta tierra se paseen por medio globo agitando el nombre de las poblaciones que más animadores ha aportado al séquito fiel de la armada. Todo este esfuerzo resulta conmovedor en torno a un deporte que no es de masas como el otro, siempre que consideremos al otro un deporte. De las hazañas íntimas que uno tiene grabadas a fuego están las vacaciones navideñas del 65 en que mi padre me despertó tres madrugadas para ver la primera final a la que España accedió y el efecto que nos produjo cuando, perdida ya la final por ko, Santana fue capaz de darnos un punto sobre la hierba de Sidney con el 13-15 del cuarto set. En este siglo los nuestros han conquistado cinco ensaladeras que no suman ni la mitad de emoción que sentí con el triunfo ante el gran Roy Emerson. Es lo que tienen la épica, la niñez y el no ser nadie, que es lo que éramos en aquel mundo en blanco y negro. Dejando sentado que donde mejor está la nostalgia es enterrada, hoy cualquier universo que se precie se mueve por otros registros en el que lo amateur no es el interés que prevalece. Y como el passing shot también cotiza en bolsa, la Federación Internacional de Tenis ha llegado ya a un acuerdo con el grupo inversor Kosmos para transformar el formato en 2019 por 2.450 millones de euros. La idea es concentrarlo todo en una sede y liquidar el torneo en una semanita porque el circuito no da abasto. Curro Romero decía que no toreaba en Pamplona porque le dolía la cabeza con tanto ruido y que el público educado, organizado y silencioso del tenis es el que le gustaba, lo que en no pocos países durante la Davis se ha desfigurado por completo. Pues verán la que puede formarse aquí en cuanto se corra que, el cambio radical del secular torneo, llega de la mano del amigo Gerard Piqué. Hasta Curro entonará «A Pamplona hemos de ir».

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