El turismo es más que una fuente de ingresos como otra cualquiera. La clave, como bien decía el sabio Roc Gregori, es que no genera ingresos circulantes sino ingresos exógenos, desde fuera hacia dentro. Por eso el turismo es un codiciado bien a escala mundial.

Todos los destinos, con excepción de miopes extremistas demasiado cercanos, quieren turismo en su entorno. Debe ser sostenible, claro, lo insostenible no se aguanta, pero se aprecia su riqueza, aportación y un poco el orgullo de haber elegido tu tierra para sus vacaciones. Además, el turismo es cultura, comunicación y conocimiento. Eso de que el antídoto del nacionalismo es viajar lo suscribo al cien por cien.

Por eso es una gran oportunidad para la Costa Blanca este largo período turístico como escaparate al mundo.

Si las instituciones preparan bien las cosas, perfecto; si no es así, todos podemos hacer algo. We can.

Ser amables, hacerles fotos cuando nos lo pidan, ayudar si tienen alguna dificultad, o algo mucho tan sencillo como sonreír.

No es buena estrategia hablar más alto para explicarles dónde está la calle que buscan (uno de los misterios nunca desvelados por los alicantinos). Las playas deben ser muy seguras y ofrecer buena imagen. Todo esto porque el turista es un altavoz en el mundo del destino elegido. Hace que valga más tu casa, tu ciudad, tu futuro y el de todos, hazlo por ti. O sea, con el turismo, tú mismo.

Los empresarios de toda la provincia miran a Benidorm y se preguntan ¿cómo se hace?

Algunos ya lo van sabiendo, como La Nucía que se ha especializado en deporte; Mutxamel, huerta y agua. Hay empresas con grandes ideas que han creado un mapa de cosas bien pensadas, bien hechas y realizadas con esfuerzo y dedicación. Ese mapa de la excelencia debemos conocerlo para difundirlo, hay que promocionarlo porque muchos lo están intentando y no pueden quedarse solos.

Pero es la diferenciación, es saber sacar las verdaderas posibilidades de un destino. Somos verdaderos especialistas en turismo, eso lo saben en todo el mundo, lo malo es que nosotros, lamentablemente, lo ignoramos.