Carmen - TEATRO PRINCIPAL DE ALICANTE
De Víctor Ullate y Eduardo Lao.
Compañia: Víctor Ullate Ballet.
En 2009 hubo dos propuestas para convertir al personaje en icono del siglo XXI. Una con Sara Baras y otra de Ramón Oller con el Ballet de Teatres de la Generalitat. Reescribir, actualizar y huir de los tópicos, en mayor o menor medida, es objetivo frecuente aunque respetando la esencia de una historia. La intemporalidad del espacio y del vestuario sitúa al numeroso público ante otra revisión de Carmen, que se acentúa con la vanguardista mirada que imprime el maestro y coreógrafo Ullate. Amores y pasiones siguen en danza, según la trama del propio Ullate y del director artístico Eduardo Lao, pero con cambios. La españolidad de este romántico mito no incluye señales de baile español ni elementos afines, si bien se palpa algún ligero apunte en ese sentido. No solo hay una serie de bailes de estilo neoclásico y con trazas contemporáneas en función del vocabulario dancístico de Víctor Ullate Ballet, sino un espectáculo teatral a partir de la ópera dramática y verista del compositor Georges Bizet, estrenada en 1875, y del libreto inspirado en la novela de Prosper Mérimée. A ello se unen las notas musicales de Pedro Navarrete, responsable de la orquestación y los arreglos, y los personajes de la aséptica versión. La nueva Carmen no es la gitana fiera o la cigarrera apasionada. El espíritu libre, que escapa de las ligaduras, y su seductora belleza continúan en pie. Y no se ambienta en Sevilla, alrededor de 1820. Ella es modelo de día y prostituta de noche. Lucía Lacarra es la mujer enigmática y fatal, la estrella del reparto. El seducido sujeto lo asume Josué Ullate. Una relación artística con relieve y un incontrolable vínculo de amor y celos que empuja a la tragedia. El glamur y el valiente reto están ahí. La sensual pareja danza e interpreta sus papeles con talento e intensidad. Pasos, figuras y variaciones que, entre otros miembros del extenso conjunto, también acoge Cristian Oliveri, quien forma parte del peligroso triángulo. Sobresalen las disputas y la célebre habanera «L´amour est un oiseau rebelle», así como a otros pasajes les falta una mayor amplitud coreográfica. Se huye de ciertos lugares comunes y se cae en otros. Y buen engarce del vídeo con el escenario.
