El día 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, como cada año, las asociaciones, entidades, medios de comunicación y, en general, la sociedad civil, nos volcamos en el desarrollo de todo tipo de actos para reivindicar la igualdad de condiciones con respecto a los hombres.

En este sentido, somos las Administraciones públicas las que tenemos la responsabilidad de invertir recursos en la adopción de medidas que remuevan los obstáculos que impiden el pleno disfrute de los derechos por parte de las mujeres.

Y desde la Diputación Provincial y nuestro ámbito competencial, seguimos colaborando en el desarrollo de programas, proyectos y servicios de ámbito municipal relacionados con la ruptura de roles y estereotipos de género, la prevención de la violencia de género, la implantación de sistemas coeducativos en el ámbito escolar, la inclusión de aquellas mujeres que se encuentran en situación de especial vulnerabilidad o el fomento de las nuevas masculinidades entre otras líneas de actuación, continuando con el impulso de los planes de igualdad de género municipales como herramienta de trabajo necesaria para incorporar la transversalidad de género dentro de la acción pública local.

Pero aun teniendo claro que las entidades locales, junto con el movimiento asociativo de nuestra provincia, son nuestros principales destinatarios como agentes sociales de cambio, no es menos cierto que el compromiso ciudadano en el avance de las políticas de igualdad de género es fundamental. Romper con los vestigios de una sociedad machista, con la herencia patriarcal y androcéntrica y con la situación de desequilibrio de oportunidades y acceso a recursos por parte de mujeres y hombres, requiere de una toma de conciencia social que, me temo, todavía está muy lejos de alcanzarse. De hecho si atendemos al barómetro del CIS correspondiente a enero de 2018, vemos que a los hombres y mujeres españolas prácticamente no les preocupa esta cuestión. La violencia contra la mujer es un problema para un 4,6 de las personas encuestadas y los problemas relacionados con la mujer, a un insignificante 0,2.

En este sentido, hemos de destacar la importancia de los medios como agentes clave en la conformación y creación de la opinión pública. Su papel es esencial, pues de las cuestiones que no se nos informa, de lo que no se habla, no tenemos conciencia. Es claro entonces que las desigualdades de género y la situación de discriminación que padecemos las mujeres no es una prioridad, en general, de la ciudadanía ni de los medios de comunicación que, prácticamente, hablan de ello únicamente en los meses de marzo y noviembre.

Hemos de seguir trabajando, día a día, para conseguir que toda la política pública se impregne del enfoque y la perspectiva de la igualdad de género, arrancando el compromiso real y firme de los medios de comunicación para que, a su vez, comuniquen, con responsabilidad, sobre cualquier asunto relacionado con la discriminación de las mujeres, incidiendo así positivamente en la conformación de la opinión pública sobre esta injusticia social que es responsabilidad de todos y todas, y no únicamente de las mujeres.

Aunque procuramos, como Administración Pública, que la igualdad de género se encuentre presente todos los días del año, y de hecho trabajamos en este sentido, no es menos cierto que se sigue aprovechando la conmemoración de los días internacionales para visibilizar y reclamar lo que, por derecho, nos corresponde a las mujeres, con la esperanza de que algún día y no muy lejano consigamos nuestro objetivo.