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Tomás Mayoral

Opinión

Tomás Mayoral

El circo

Es lo que tiene el circo: es un espectáculo lleno de sorpresas hasta el número final. Montesinos y yo lo sabemos, pero sigue sin gustarnos

Reconozco y respeto su enorme valor cultural, pero no soy mucho de circo. Comparto esto con Eva Montesinos, aunque a ella el circo que no le gusta no tiene trapecistas o payasos, como el que no me gusta a mí, sino aparatos de escucha. Una sutil diferencia que nuestra actual delegada de Urbanismo debería entender. Podríamos hacer chistes fáciles con lo que debe suponer trabajar en el mini gobierno de Echávarri todos los días y usar algún término circense. Lo digo como justificación de que a Montesinos el circo la ponga de los nervios. Pero es que cuando aparecen dispositivos de escucha en tu despacho, algo huele a podrido en algún sitio. Y lo mínimo es no esperar a que se entere algún periódico, INFORMACIÓN por ejemplo, y lo publique, sino convocar a toda la Prensa disponible para que quede claro lo indignado que estás por ser víctima y no otra cosa. En otra tesitura está Pavón, al que supongo que el circo sí le gusta, al menos el del Sol, y por eso ha tardado un cero-coma, como dicen en Sálvame, en anunciar que mañana se planta en Comisaría para denunciar al lucero del alba, si hace falta. Al menos él sí se da cuenta de que esto es grave, tanto que desea alejar de inmediato cualquier sospecha de que ese aparatito, pegado nada profesionalmente con cinta aislante de ocho rollos a euro, tenga que ver algo con él. Ya sabemos lo feo que está señalar, pero Pavón es Pavón y ahí le tienen dando pistas a la investigación sobre otras presuntas víctimas que, pasando por la ex edil del PP Marta García-Romeu, que ocupó el mismo despacho en el edificio que el exvicealcalde, podrían llegar hasta José Enrique Garrigós, ya que los muebles que estaban en el despacho del dispositivo, provenían a su vez del despacho que éste ocupó cuando presidía la Cámara y ésta estaba en el antiguo hotel Palas. Es lo que tiene el circo: es un espectáculo lleno de sorpresas hasta el número final. Montesinos y yo lo sabemos, pero sigue sin gustarnos.

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