Escandalizada se ha mostrado Angela Merkel al saberse esta semana pasada que varias empresas automovilísticas habían experimentado con monos y con seres humanos para demostrar que las emisiones de los gases de sus motores no eran dañinas. Tras afirmar que desde el punto de vista ético y científico estas pruebas eran injustificables, exigió a las empresas que redujeran las emisiones, en lugar de tratar de demostrar su inocuidad. Comparto su posición, desde luego, pero creo que en otras cuestiones, como la prostitución, que afectan exclusiva o mayoritariamente a las mujeres, no aplica ese rasero ético. De hecho, no es que no lo aplique, sino que ni siquiera se contempla.

La práctica de la prostitución está legalizada en Alemania desde 2002 y desde entonces no sólo se ha disparado el número de prostíbulos, sino que la trata también ha aumentado y las condiciones de ejercicio de la prostitución no son lo «idílicas» que parte de quienes la defendían se esperaban, sino todo lo contrario. Hasta tal punto que el 1 de julio de 2017 entró en vigor una nueva ley reguladora de la prostitución cuyo «leitmotiv» es «prohibir modelos explotadores contra la dignidad humana», como, por ejemplo, la «tarifa plana», que viene a ser como un buffet libre en el que lo que se consume son mujeres. Pero se sigue considerando que la prostitución es una actividad laboral, basada, eso sí, en la autonomía de la voluntad, es decir, en la libertad de quienes la ejercen. Por eso, el servicio público de empleo no puede sancionar a las demandantes que, estando en paro, rechacen dichas ofertas.

Los hombres y mujeres que se prestaron (a 11 ? la hora) al experimento de las empresas automovilísticas ejercieron esa misma autonomía de la voluntad ¿Por qué a Merkel le parece esto éticamente injustificable y no se lo parece el ejercicio de la prostitución? ¿Por qué no se duda de que las emisiones de gases son nocivas para la salud y el medio ambiente pero se considera que la utilización de las mujeres como mercancía no es dañina para las mujeres y para toda la sociedad? ¿Acaso se ha demostrado científicamente que la prostitución es inocua? Más bien creo que lo que se demuestra es lo contrario, pero la alianza del patriarcado y el capital se empeña en ocultar esa evidencia. Por eso se sitúa el foco deliberada y torticeramente en la libertad de las mujeres en lugar de hacerlo sobre quienes obtienen beneficios de ello. Si Merkel ha puesto su foco de exigencia en el comportamiento de las empresas automovilísticas ¿por qué no prueba a ponerlo en el de los puteros y explotadores (eufemísticamente denominados clientes y empresarios del sexo, respectivamente)? Si así lo hiciera, derogaría inmediatamente esas leyes carentes de ética.