Llevo un par de artículos intentando comunicar que tenemos la obligación de usar la inteligencia para valorar y beneficiarnos de la experiencia. Pasó el otro día escuchando en la EUIPO, gracias a INFORMACIÓN y a 361, a Lluís Bassat, que aporta más con su experiencia que muchos con sus predicciones de futuro. Lluís, con sus magníficos y lúcidos 76, sentenció que «no se puede investigar el futuro».

Los que ahora nos dedicamos a la comunicación sobrevivimos en un mundo que ha dado un vuelco total. Hoy los medios, las agencias, el periodismo tiene un pie en la red y otro en lo de antes, y eso supone actualizarse a ritmo de novedad, extraer lo bueno de lo nuevo y aplicar lo que sabes en lo que está por venir. Es un poco complicado, pero provoca que sean profesiones que constantemente se están formando. Muchos jóvenes tienen la oportunidad de formarse y aplicar su facilidad en el «one to one» del ordenador a algo provechoso para su futuro laboral. Creo que la clave es formarse trabajando. Varias iniciativas en la ciudad están en este camino y es importante ya que el potencial de toda la provincia de Alicante puede tener su cantera en la gente de su tierra.

Aquí podemos conseguir una ventaja que nos haga construir algo auténtico y de calidad con lo nuestro para todo el mundo. Volviendo a Bassat y a la comunicación, cabe destacar esas palabras sobre el Guggenheim, que apuntaba que la capital vizcaína está en el mundo gracias a ese espacio diseñado por el canadiense Frank O. Gehry, y que todas las rutas turísticas que se plantean en el planeta para España incluyen Bilbao en su oferta. Dijo que era un acierto y que se debió a la valentía de un alcalde que se decidió a hacer algo singular y diferente, algo emblemático. Pese a su alto coste económico ha sido y es la mejor inversión de la villa en su historia. En Alicante se han presentado muchos proyectos y muy variados y hay más. Solo nos falta el valiente.

O nos ponemos manos a la obra o nos quedaremos mirando el palomo de nuevo. No van a venir de ningún sitio a solucionar lo nuestro. No tendremos perdón para los alicantinos del mañana si no dejamos esta ciudad mejor de lo que nos la encontramos. No levantaremos cabeza si nosotros mismos no consensuamos nuestros objetivos, no concretamos qué queremos y no sabemos a dónde vamos. Decidamos de una vez trabajar por lo importante, lo demás puede esperar.