Imagino a Frances McDormand como una mujer decidida, valiente y de animosa personalidad, mientras recuerdo la historia desoladora y singular, de un secuestro encargado a unos ineptos delincuentes y organizado por un pobre hombre, cobarde y lleno de codicia, que se enfrenta con una mujer policía, dulce, carismática, y en avanzado estado de gestación, en un pueblo de la América profunda, en la película Fargo, que viene a ser un relato de humor negro y de emocionante intriga, escrito y dirigido en los años noventa por los hermanos Coen.

Y sigo con esa misma imagen de la actriz estadounidense, tras asistir al reciente estreno de su último trabajo, Tres anuncios en las afueras, en la que interpreta con talento y matices, en un drama criminal, ambientado también en un fondo rural americano, a una mujer de cincuenta años, que ante el asesinato de su hija, decide iniciar por su cuenta, una singular disputa contra la policía de su pueblo, al considerar que no se están tomando el interés necesario para resolver el caso y hacer justicia.

Y la película aborda con sutileza, diferentes y complejos temas, como la justicia y la venganza, la familia y la enfermedad, la redención y el compañerismo, la esperanza y el perdón, mezclando elementos de thriller, drama y humor, con un excelente y brillante guion, y unas solidas interpretaciones, entre las que destaca, junto a Woody Harrelson, que con la escena de sus despedidas me emociona especialmente, de nuevo Frances McDormand, y un joven policía, interpretado por Sam Rockwell.

Y me gusta la frase de Frances McDormand al recibir recientemente el Globo de Oro por esta película, cuando señala que en la vida no hay marcha atrás, sino sólo adelante y de la mejor forma, lo que interpreto como la conveniencia de estar dotado de fortaleza emocional, para lo cual es necesario analizar tus pensamientos, y ver que son acordes con tus sentimientos, pues para adquirir esa energía hay que empezar por pensar de una manera optimista y positiva.

Diciendo adiós al victimismo, y a las críticas y lamentos, y dando paso a la seguridad y a la motivación, pues no es la derrota el peor de los escenarios, sino el rendirse o no intentarlo de nuevo.

E igualmente hay que neutralizar los malos pensamientos que se pudieran tener, para que nos afecten lo menos posible, aceptando que los fallos o las decepciones están permitidos, pero que levantarse e intentarlo de nuevo es obligatorio, aprendiendo a decir que no, sin rechazar reveses ni errores, sabiendo que estos representan nuevas oportunidades, buscando la felicidad a través de los propios méritos y acciones, aunque hayan miedos e inseguridades, enfrentando y superando obstáculos y contratiempos, y aceptando con entereza y actitud positiva los cambios.

Como imagino se comporta en su vida ordinaria Frances McDormand, de quien me ha encantado su interpretación de madre coraje en Tres anuncios en las afueras, y a quien considero favorita al Oscar a la mejor actriz en los próximos premios, recordando que ya se llevó la estatuilla en ese mismo apartado por interpretar a la policía embarazada de Fargo, y a quien auguro una próxima y nueva distinción, aunque sospecho también, y apostaría por ello, que a esa carismática e inteligente mujer no son precisamente las distinciones lo que más la motivan.