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José Emilio Munera

Opinión

J. E. Munera

Juanjo Nieto, el síntoma y la solución

En este equipo se perdieron hace tiempo el liderazgo y la personalidad

El invierno se ha instalado de lleno en el Hércules. El pésimo inicio de año (un punto de seis) y el ridículo ante el Alcoyano ahondan la mala racha del equipo de Claudio y resucitan los fantasmas de la campaña pasada con la seria amenaza de finiquitar la temporada a mitad de curso.

Dentro del decepcionante nivel que ofrecen los nuevos, nadie discute que Juanjo Nieto ha sido el mejor jugador de la floja primera vuelta. Rápido, enérgico, desequilibrante... El lateral ha sido el principal recurso de este equipo blanquiazul de medio pelo, llamado a ser un «grande» de la categoría, pero que sufre ante cualquier rival: en el Rico Pérez y a domicilio.

Pues bien, como síntoma del estado depresivo que arrastra el Hércules, hasta Nieto parece haberse contagiado del pobre rendimiento del vestuario y el domingo firmó su peor actuación desde que llegó al club en verano.

Con todo, no conviene personalizar los males de un colectivo. El problema es grupal. En este equipo se perdieron hace tiempo el liderazgo y la personalidad. Posiblemente, desde que Peña y Chechu Flores iniciaron su declive físico e intentaron, sin éxito, ceder el testigo del compromiso y la exigencia.

Línea por línea, el grupo hace aguas y, más allá de los buenos propósitos y las palabras, no se atisba reacción ni rastro del «necesario paso adelante» de la plantilla. Falcón no es decisivo, Samuel pasa inadvertido, Santamaría ha ido muy de más a menos; en el centro del campo, Pepelu no aparece, Navarrete no está y Checa ya se ha ido; en la media punta, casi todos lesionados, no hay continuidad; y en ataque, ni la calidad de Óscar Díaz, ni el trabajo de Carlos Fernández dan para solucionar la endémica falta de gol.

De modo que el desplome del Hércules tiene nombres propios, sobre todo, los de los jugadores. Puede que Portillo no acierte con los fichajes y que ni Claudio ni Siviero (mano de hierro-guante de seda) encuentren la fórmula, pero ya es hora de que los futbolistas asuman su cuota de responsabilidad, que es máxima. El propio Nieto dio la solución en su twitter tras el esperpento ante el Alcoyano: «Boca cerrada y pico y pala». Pues eso: pasar de las palabras a los hechos; menos lamentos y más trabajo y actitud en el campo.

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