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Antonio Sempere

El Teleadicto

Antonio Sempere

Delirante

Lo que ocurre en la televisión en España no ocurre en ninguna parte. Sobre todo en la televisión pública. El miércoles, la final de MasterChef Junior acabó a la 1.11 de la madrugada. Un programa infantil terminando un día laborable a horas imposibles. Y no vale decir que los niños que lo quieran ver ya lo harán por la web. Porque resulta que se trata de un concurso. De una final. Y que para sus seguidores lo emocionante estriba en seguirlo a la hora en que se emite.

Pero el delirio no acaba aquí. Esto es sólo el comienzo. Lo verdaderamente descacharrante es que la primera entrega del año de El debate de la 1, un programa, como MasterChef, producido con generosos medios, se emitió a continuación. Vamos a ver. Con 240 entregas a sus espaldas, El debate de la 1 pretende ser la joya de la corona de los espacios de debate político de la televisión pública. Para ello se asignó su dirección a Julio Somoano, quien fuera, recordemos, todopoderoso director de informativos durante la primera etapa de la legislatura del presidente Mariano Rajoy.

Resulta chocante, cuando al término de la tertulia La noche en 24, cada miércoles, Víctor Arribas da paso a Somoano para que realice el avance de los contenidos de su programa. «En unos minutos estamos con ustedes», remató Julio a medianoche. Fueron 71 minutos de espera. Ni uno menos.

El debate concluyó cuando faltaban escasamente menos de 20 para las 3 de la madrugada. Y aquí tampoco vale decir que los interesados pueden ver El debate de la 1 a la carta. Sus contenidos están pegados a la actualidad del día. Y los titulares van tan aprisa que lo de la jornada anterior queda obsoleto ipso facto. Que, para colmo, después del debate emitan Repor completa una parrilla que es un monumento al disparate.

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