Hay una cierta agitación local con el tema del nuevo escudo de Orihuela cuyo diseño fue aprobado hace unos días por el pleno oriolano, tal vez con la intención de que los ciudadanos presenten alegaciones contra su aprobación definitiva. A Orihuela no le van bien los cambios de lo que sea y si huelen a política, menos aún. Como ustedes saben amables lectores, no hace más que unos pocos meses se reprodujo y modernizó el escudo en los azudes de nuestro río Segura; por cierto, con bastante acierto y oportunidad dado el deterioro que arrastraba sin que nadie, al parecer, hiciera consulta alguna a la Confederación. Ésta ahora se ha desentendido de su nueva reparación después de ser estropeado en las labores de limpieza del cauce con el argumento de que el río es suyo y, como ocurre en todos los dominios públicos, cuando se hace alguna actuación sobre ellos, el que más pone, más pierde.

Al margen de esto y después de conocer el modelo aprobado de escudo, muchos ciudadanos en las redes sociales andan a la greña por la carencia de perspectiva, oportunidad y diseño del nuevo en comparación con el anterior, que estaba aceptado y mucho mejor valorado. Este nuevo es algo naif y corrientito y lo más que va a conseguir es la división de la sociedad oriolana. En el fondo subyace en mi humilde opinión la gran pregunta: ¿Es esto lo más importante en estos momentos en lo que nuestros políticos han de ocuparse? ¿No hubiera sido mejor haber previsto qué hacer con el solar donde ahora se ubica el centro de salud del Rabaloche, a espaldas del Ayuntamiento, y no esperar a que Ximo Puig venga a decirnos cuándo abrirá sus puertas el nuevo?, ¿o saber por qué no se actúa ya sobre los antiguos juzgados para no alquilar mas locales como los de Ociopía para urbanismo y otros que se podrían ahorrar?. ¿Es que tiene que venir al presidente valenciano a decir qué es lo mejor y primero que debe hacerse en Orihuela?. ¿No nos gustaría saber en qué inversiones se piensan gastar los muchos millones de euros de los solares de la costa?. ¿Es que nuestros políticos no podrían anticiparnos, dónde y cuándo se pondrán a pensar en hacer el Polideportivo Municipal, ahora que ya tienen dinero para inversiones?, ¿o cuándo llegar la solución de la Plaza de Toros o para el campo de Los Arcos? ¿Tienen que esperar a las autoridades valencianas para exigirles que nos hagan todo lo que durante tantísimos años ha tenido paralizado el partido del señor Almagro ante su inaudito silencio de tantos lustros?.

Da la impresión que pensar, planificar y proyectar cuesta mucho y el desgaste político resulta excesivo, aunque es más fácil y cómodo enfrentar y desorientar a los vecinos con el escudito que ponerse a trabajar de verdad por la ciudad.