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«Handia» y los cambios

Handia que significa «grande» en euskera es una película de época dirigida conjuntamente por los realizadores vascos Aitor Arregi y Jon Garaño, con excelentes efectos digitales que permiten al actor Eneko Sagardoy representar al conocido como «Gigante de Altzo», que fue un hombre de 2,26 metros que llegó a ser considerado como la persona más alta del mundo a finales del siglo XIX.

Y la película, con once nominaciones a los próximos Goya, relata una historia inspirada en hechos reales, en la que su protagonista después de haber luchado en la Primera Guerra Carlista, regresa a su caserío familiar en Gipuzkoa, descubriendo que su hermano menor es mucho más alto de lo normal. Y así, convencidos de que todo el mundo querrá pagar por ver al que suponen el hombre más grande sobre la tierra, ambos hermanos se embarcan en un largo viaje por Europa, en el que el anhelo y la ambición cambiarán el destino de la familia.

Relatando la historia, además, la rivalidad que surge entre los hermanos ante la aceptación de los cambios, pues uno de ellos es más abierto y el otro más conservador, reaccionando de manera muy distinta ante las innovaciones y experiencias a las que en su periplo se ven abocados. En relación con lo cual, es cierto que, aunque intentemos evitarlo, los cambios llegarán a nuestra vida e iniciarlos desde nosotros mismos, y de un modo voluntario, nos permite tomar la iniciativa, ser flexibles y adaptarnos a las nuevas situaciones de un modo consciente.

Cuando el cambio, además, permite aprender nuevas cosas y tener otras vivencias, así como desarrollar diferentes valores mejorando a todos los niveles, llevándonos a descubrir oportunidades, siendo cada vez más fuertes y seguros de nosotros mismos, al concedernos la oportunidad de tener nuevos hábitos de vida y actitudes, saliendo de nuestra zona de confort.

Y es que la vida es un viaje dinámico, pues todo tiene un principio pero también un final, y aceptarlo nos permite disfrutar más serenamente de lo que tenemos, para lo cual hay que aprender a cerrar etapas, pues vivir significa renovarse, ya que cada nuevo tiempo encierra algo positivo.

Todo evoluciona, y al aceptarlo podemos desprendernos del miedo, para lo cual muchas veces es mejor dejar de preguntarse el porqué de las cosas, pues el pasado ya quedó atrás, y es mejor revisar y cambiar nuestro diálogo interno por frases más optimistas, sabiendo que la vida es una aventura llena de retos y dificultades, pero también plena de maravillosas experiencias.

Como son las que viven los protagonistas de la película Handia, en esa historia compleja y extraña, interesante y poética, cautivadora y sutil, basada en los sentimientos que inspiró ese personaje real y legendario, a quien, por supuesto, me hubiera encantado conocer.

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