Que la sequía que atraviesa España es muy grave, es evidente. Se discute si es la peor de las últimas décadas o, como algunos piensan, puede estar entre las peores de la historia de nuestro país. Basta ver cómo están ríos y embalses en todas partes y no sólo en las cuencas del Júcar y Segura, que siempre han sido las más deficitarias. Que los síntomas del cambio climático están detrás de esta situación, es bastante creíble. Así lo dicen expertos científicos y responsables gubernamentales, aunque también es cierto que algunos, como Donald Trump y el primo, y asesor, de Rajoy, lo niegan.

También en el agua se debe imponer el principio de Reducir, Reutilizar y Reciclar. El agua es un recurso muy vulnerable y, cada vez, más escaso. Todos debemos utilizarlo con cuidado. Según la encuesta que hizo el INE en 2015 sobre los usos del agua, y que el Diario INFORMACIÓN ofrecía el pasado 24 de noviembre, el regadío absorbía el 84,3% del mismo, mientras que el 15,7% restante se iba a la población y usos industriales.

No parece lógico que siga aumentando el regadío en España. Y no sólo con las ampliaciones desaforadas que se han hecho en La Mancha y otras zonas que nos afectan. También aquí se han puesto en regadío zonas que nunca lo han sido y que ahora exigen agua, en detrimento de los regantes tradicionales o de los agricultores de toda la vida.

Y la Administración es, en muchas ocasiones, el cómplice necesario en esta situación. En vez de aportar soluciones, mira hacia otro lado ante los problemas, y que sean otros los que los resuelvan. Un ejemplo de ello lo hemos padecido en el País Valenciano. Durante los 20 años de gobiernos populares, se pedía agua de fuera mientras que la de aquí se tiraba al mar.

Los datos de la EPSAR, entidad pública valenciana encargada del tema, son escandalosos. En la Memoria correspondiente a 2016, se dice que se han depurado 421 hectómetros cúbicos. Lo poco justificable es que se reconoce que el 42% del total depurado se ha vertido al mar: Casi 177 hm3 de agua ya depurada se han desperdiciado en un año. Es un caudal impresionante. La Generalitat se gasta el dinero en depurar y luego la tira al mar y, al mismo tiempo, se reclama que venga agua de otros sitios. Sin duda que ésta es, también, una de las peores herencias que ha recibido el nuevo Consell, pero también es cierto que debería priorizar una solución a este desaguisado. Es otro de los asuntos pendientes que tiene una Conselleria de Medio Ambiente con demasiados temas por resolver.

Entre las razones de tirar al mar el agua depurada, está la poca calidad que ésta tiene en muchos casos. Las deficiencias en los tratamientos y los problemas que trae el agua que llega a las depuradoras son otra cuestión pendiente. La depuradora de Algorós, la principal de Elx, es una fuente de problemas: Su ubicación, casi integrada en la población, sólo se resolverá con un traslado que, de nuevo, se ha vuelto a solicitar recientemente. Pero siendo el problema principal, tiene otros que no hay que perder de vista.

En la Comunidad, la EPSAR tiene 482 depuradoras. Sólo en 17 de ellas se han producido más de 50 incidentes anuales por vertidos de alta carga en 2016. De ésas 17, 2 son de Elx, la de Algorós y la de Arenales. Somos el municipio del País Valenciano con más depuradoras con estos problemas.

Y, por si faltara poco, entre las 64 depuradoras con más elevada conductividad en el agua tratada (+2.000 us/cm), vuelve a aparecer Elx con otras dos depuradoras, de nuevo Algorós y, ahora, la de Carrizales. La propia EPSAR declara que, superar ése porcentaje, condiciona la viabilidad del uso agrícola de ésa agua depurada por su elevada salinidad.

Lo que está pasando con nuestras depuradoras es un buen botón de muestra de la necesidad de mejoras radicales en el tratamiento de las aguas, tanto cuando llegan a la EDAR como, previamente, para evitar vertidos incontrolados o contaminantes que invalidan tratamientos. Pagamos en Elx, por depuración, una millonada anualmente para que nos devuelvan unas aguas tan deficientemente tratadas que, en vez de ayudar a aliviar la sequía, contribuyen al deterioro del entorno. Las mejoras en Algorós se han solicitado reiteradamente estos años pasados, a ver si ahora va en serio y rápido. Porque hay que hacer constar que los tratamientos deben mejorar sustancialmente, si queremos poder reutilizarlas adecuadamente.

Y, ahora con la sequía, es cuando más falta hace soluciones pendientes desde hace años. El agua es un bien escaso. No es de recibo que, donde más falta hace, se tire más agua al mar.