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Mariola Sabuco

Opinión

Mariola Sabuco

¡Qué pocas luces!

La Navidad hace mucho tiempo que se convirtió en un gran negocio, por lo que cada vez son más las ciudades que aumentan sus presupuestos para presentar la mejor imagen posible que atraiga visitantes para beneficio de su comercio y su restauración en esta época del año. Los alcaldes avispados crean atmósferas originales en las principales calles o plazas para dirigir la masiva afluencia de gente a las zonas más singulares y para ello hacen uso de la tecnología y de las maravillas que hoy en día existen en materia de luces de Navidad. Málaga, una ciudad turística similar a Alicante, con la que tanto nos hemos comparado y que hace tiempo nos dejó atrás, luce envidiable. El alumbrado navideño de la malagueña vía Marqués de Larios es simplemente superlativo, una atracción que congrega cada noche en ese espacio a miles de personas, malagueños y visitantes, que buscan sensaciones navideñas. La publicidad a nivel nacional e internacional que al municipio de la Costa del Sol le reporta el alumbrado de esa calle es seguro impagable. En Palma, donde de tontos no tienen ni un pelo, también se han esforzado este año y han diseñado un Passeig del Born de ensueño. En Sevilla, sus autoridades han logrado el dinero de una entidad bancaria y han instalado en la plaza de San Francisco unas esferas musicales que ni en el Kremlin, y ya hay excursiones de fin de semana en la provincia para hacerse allí selfies. Cartagena, Murcia, Zaragoza, Valladolid...siguen la estela. En Alicante, no. A 14 de diciembre ni siquiera están puestas todas las luces navideñas, y las que hay, dan más pena que gloria. Son peores, si cabe, que las del año pasado, pese a que no son baratas. La Rambla ofrece una triste imagen y la iluminación de la plaza del Ayuntamiento no es digna de una capital de provincia. Aquí no solo hay falta de ideas y de iniciativa, tampoco se atreven a intentar lo que a otros les va tan bien.

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