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Simpatía por el débil

Recuerdo un episodio de acoso en mi infancia cuando la palabra mobbing estaba por importar. Cuando pasaba por el callejón de al lado de casa, un vecino un par de años mayor que yo me insultaba y zarandeaba. Yo seguía a la mía, resignado, y mordiendo las palabras me limitaba a increparle: «Chulo». A lo que el respondía con arrogancia: «Porque puedo». Fue una lección tan temprana como elocuente. La vida no sería fácil. Porque la vida era para los más fuertes, y a mis 10 años supe que nunca me iba a encontrar entre ellos.

Me perdonarán que extrapole esta situación a dos programas de televisión que se emiten los sábados a la misma hora, como son Informe semanal (La 1) y Preguntes freqüents (TV 3), que emitió su edición número 13 el pasado 2 de diciembre. Confieso que no me he perdido ninguna entrega. Cada semana veo el Informe y a continuación paso al formato de debate de la autonómica catalana.

Son la noche y el día. Nos presentan dos realidades contrapuestas. Es como si en el programa que dirige Jenaro Castro Muiña desde Madrid sólo se pudiese ver la cara y en el que presenta Ricard Ustrell desde Barcelona la cruz. El día 2, sin ir más lejos, Jenaro Castro dedicó un reportaje al futuro de Cataluña que sólo tenía una lectura. La que imaginan y sobre la que no me voy a extender. En el prólogo de Preguntes freqüents pudimos ver en un sketch al mismísimo director de TV3 o a un señor que se le parecía mucho eligiendo vestuario al presentador, por aquello de que el color amarillo estaba prohibido por la Junta Electoral. Tronchante, ¿verdad?

Volviendo al principio, y con independencia de las razones de cada cual, en Preguntes freqüents percibo una chulería gigantesca. Ustrell, trasunto de Jordi Évole, es muy listo. Por eso a mí, que desde siempre he sentido simpatía por el débil, me cae tan bien Jenaro Castro Muiña.

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