Hace cuarenta años, Alicante entró en la modernidad con la inauguración de un museo para albergar la Colección Arte Siglo XX de Eusebio Sempere. Este artista, que ya había conseguido un prestigio nacional e internacional, cumplía así el sueño de exponer las obras que había ido acumulando durante su larga trayectoria artística, desde su amistad con artistas de los principales movimientos que estaban siendo en el mundo, y la compra de obras de algunos de los autores clave de la historia: Picasso, Miró, Juan Gris, muy poco representados en las colecciones y museos españoles, en ese momento. Eusebio Sempere, ante todo, buscó el conocimiento del arte, y, cuando pudo, atesoró lo que consideraba una información básica, aunque no tuviera nada que ver con su propia investigación plástica, adquiriendo obra de amigos y otros autores que le interesaban, intercambios, compras, en lo que invirtió casi la totalidad de su patrimonio. Si no hubiera sido por su enfermedad, hubiera comprado más obras para completar su idea de una Colección de Arte del siglo XX. Por qué donar su colección a la ciudad de Alicante, por qué mostrarla. Este proyecto surge del convencimiento de la necesidad de situarse en la modernidad secuestrada durante décadas, una necesidad que estaba en las mentes cultas y progresistas de la ciudad. El entonces alcalde, Ambrosio Luciáñez, asumió el reto, ofreciendo el edificio de La Asegurada, con la idea de crear algo cada vez más ambicioso. Pero este proyecto se paralizó durante décadas. Otras ciudades con menor patrimonio en arte contemporáneo, o ninguno, nos tomaron la delantera, aunque ninguna tiene esta excelsa colección que muestra la compleja y diversa experimentación que se hizo en el mundo en los años sesenta y setenta. Una experimentación que debería haber sido vista por los artistas y público, durante estos cuarenta años del museo. Hoy somos el producto de esta falta de conocimiento, de este secuestro de un patrimonio universal. Los artistas en este momento crean en esta falta de diálogo que sus obras acusan. Ya era hora de que se mostrara toda esta riqueza. Cada una de estas obras puede dar lugar a una exposición, o a varias, sobre su investigación, sobre los diversos caminos de experimentación que constituyen nuestra tradición de modernidad. El principal objetivo de exponer la visión de un artista, a través de las obras de los que han sido sus coetáneos o antecesores, no es otra que transmitir el conocimiento del arte como lo que es, algo vivo, creativo, generador de ideas. Pero, a estas alturas, exponer estas obras tal cual, sin realizar las conexiones con nuestro momento, solo demuestra, una vez más, la falta de profundización en el conocimiento del arte, y la inseguridad para exponer los criterios que relacionen estas obras con los tiempos actuales. La actividad de un museo, como algo más que un contenedor de obras, se fundamenta en instruir a los artistas y al público de su entorno, haciendo visible las investigaciones capaces de dar las pautas para seguir creando en el lenguaje de nuestro tiempo.
