Tendría gracia que los catalanes hubieran abierto la caja de los truenos -¡y los ojos!- a otras comunidades -más o menos pequeñas, como las ciudadanas o las vecinales- y que estas estuvieran planteándose la posibilidad de declarar una «mini república»!. Sería una especie de rebelión a pequeña escala, pero ¡rebelión a fin de cuentas y en «toa» regla!. Ya sabéis lo del refrán que asegura que «cuando veas la barba de tu vecino quemar pon la tuya a remojar». La historia empezaría con una declaración unilateral de ruptura con «la casa madre» -a saber, Palacio de la Esquina del Pavo- y empezar «un prosés» que desembocaría en otro «prosés» para llegar a ser reconocido como «munisipi independient» por parte de la Comunidad «vegabajera», pero, ¡eso sí!, conservando los mismos derechos/privilegios -si es que alguna vez se tuvieron- que el resto de residentes en el pueblo nodriza. ¡La madre que me parió!. ¡La que han «liao» Puigdemon y Junqueras!. ¡Está el patio «revolusionao y revolicao»; más loco que una gallina empollando huevos a punto de eclosionar!. ¡La cosa está ahora en decidir en qué «munisipi» se exilian los impulsores de la separación de marras!. Están decidiendo si se van a Saint Peter of Pinatar, que es de otra comunidad autónoma (extranjero puro y duro), o a Las Mil Palmeras de Pilar of Horadada, por aquello de que, hace unos años, ellos consiguieron el mismo objetivo y allí serían bien recibidos, además, de que se puede llegar por mar a La Torre, pero en barco, no en patera, ¡que eso da caché!.

Me estoy refiriendo a las urbanizaciones de Orihuela Costa, que, desde hace años, están luchando por conseguir el mismo trato -¡ni más ni menos, el mismo!-, en materia de servicios, que Orihuela Ciudad, aunque algunas partidas rurales -como La Murada- están en la misma tesitura segregacionista que los «beach boys/chicos de la playa» y se están movilizando para conseguir su «autonomía plena». Pero es que, en una «casa tan grande» como el término municipal de Orihuela -uno de los más grandes de España- hay mucha gente cabreada y hasta más arriba del moño, como los vecinos de Montepinar -¡nada que ver con los de la serie televisiva!-, que quieren ser legales, mientras que la administración les amenaza con embargos e historias y desatinos varios. ¡Válgame el Señor!.

Extrapolando la situación catalana a la Orihuelica, «sotánica y satánica» -como diría mi amigo Marcos, aunque Pablo Neruda dijo lo mismo de la revista El Gallo Crisis-, no nos equivocaríamos si asegurásemos que el Puigdemon «costero» no sería otro que Bob Houliston, que -¡éste sí!- entiende de cuestiones de papeleo reivindicativo (recordemos que fue político profesional al más alto nivel), aunque hay quien asegura que, en su momento (siendo concejal en la Casona del Marquesado de Arneva), omitió su pensión en la declaración de bienes, lo que no quiere decir que tuviera asuntos nada «claros» en paraísos fiscales. Junqueras muy bien pudiera ser Paul Piccio, mientras que el papel de Forcadell lo asumiría, con el permiso del resto de «independentistas/segregacionistas», Janice Irene Holden. El Gabriel Rufián de turno no puede ser otro que Antonio Cerdán, que siempre da la cara, está al pie del cañón y tiene una visión que para sí querrían muchos, aunque es más educado y respetuoso que el Rufián «catalino» de ERC.

Mientras, en «la casa madre» nadie se atreve a coger el toro por los cuernos, porque se sabe que el revolcón puede ser de los que hacen época y cuando lo intentó el Mariano Rajoy local, en sede «consistorial costera», le salió el tiro por la culata, ya que, según reflejaron las crónicas de esa jornada reivindicativa, en el «conclave asambleario» le dijeron de «to» menos guapo. ¡La «corná» del morlaco cuernilargo y astifino tuvo dos trayectorias, una «padentro» y otra "pafuera". ¡Joder!, el roto fue para hacérselo mirar por un cirujano plástico antes de que se infeste. ¡Ya se sabe que más vale prevenir que curar!. Por cierto, ese encuentro con los «díscolos/disidentes» fue en el Ayuntamiento de Playa Flamenca. ¡Como los que están en Bélgica!, que sólo hablan con «flamencos» -¡nada que ver con, por citar algunos, Camarón, José Mercé o Pepe Menese; por lo de flamencos!-, y que no son precisamente esos «pajarracos zancudos/patilargos» que han anidado en los parques naturales de Santa Pola o las lagunas de La Mata y Torrevieja, ni los que se enfundan el traje corto «andalús» para arrancarse por cualquiera de los palos de este género musical. ¡Joder, casi me ahogo juntando "palabros" para intentar decir lo que quiero decir!. Menos mal que vosotros, ¡que sois listos e inteligentes!, «mabéis entendio»; ¿verdad?.

Lo dicho, «cuando la barba de tu vecino veas quemar...» ya que podría haberse iniciado un camino largo y tortuoso (long and winding road), que cantaban The Beatles, pero irreversible. Ya se sabe que cuando «el sabio señala la luna, el necio sólo se fija en el dedo». En este caso, si sería cuestión ponerse la venda antes de que se produzca la herida. ¡No es por nada, pero creo que sería conveniente para evitar males mayores!. Eso sí, la delicadeza y las formas en el trato tienen que ser exquisitas, no vaya a ser que se vista un santo desvistiendo a otro!.