Sostiene el tribunal de la Audiencia Nacional que acaba de dictar la primera condena por la gestión de la CAM (el único proceso que se había juzgado hasta ahora por el hundimiento de la caja se saldó con la absolución de todos los acusados) que «la crisis y definitiva desaparición de la CAM como negocio financiero no se debió sólo a la actuación irregular de los acusados sino que deriva de un entorno de crisis económica general donde muchas entidades no superaron sus problemas de liquidez, inestabilidad y expansión». Entiendo que de ese «no sólo» se deduce que, al menos en parte, algo de responsabilidad debieron tener con sus actuaciones los exdirectivos condenados en la desaparición de una entidad que de ser la cuarta caja del país pasó a venderse por un euro. Eso después de que el Fondo de Garantía de Depósitos la saneara tapando con 5.249 millones el, más que agujero, cráter contable que presentaba. Aseguran los magistrados que no se puede hablar de daño porque ningún supuesto damnificado lo ha acreditado. Razón por la que no se ha fijado indemnización alguna y por la que a los exdirectivos, supongo, al margen de la pena de cárcel, únicamente se les ha impuesto una multa que en ningún caso llega a los 20.000 euros. Con independencia de quién tendría que ser beneficiario de un hipotético resarcimiento (quizá la Fundación CAM, tal vez el Fondo...) lo que realmente me llama la atención es lo barato que sale falsear.
