Alicante ya no tiene suficiente atractivo para que una de las grandes compañías de cruceros realice escalas en el Puerto de Alicante. Por eso deja en solo una las trece escalas del pasado año y, para el año que viene, ninguna. 45.000 pasajeros menos de un plumazo, la mitad prácticamente de los que pasaron en 2016 por el Puerto. Probablemente, la compañía de cruceros se habrá cansado de esperar aquellas rutas turísticas que hace tres años fueron prometidas y a los cruceristas no les gusta bajar en una ciudad de la que se llevan una desagradable impresión de suciedad y en la que no parecen encontrar algo digno de visitar. ¿Recuerdan cuando Cartagena no era apenas nada en este campo y Alicante tenía un nombre? Ni diez años hace de eso. Las últimas cifras oficiales de Puertos del Estado arrojan, en los primeros seis meses de este año, 92.000 cruceristas en Cartagena frente a 38.789 en Alicante. Un recorrido por Cartagena demuestra que allí se ha actuado a base de bien, mientras que en Alicante parece que la última década no ha pasado por la ciudad.
