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Desde mi terraza

Des-pa-ci-to

Mientras espero la comparecencia del presidente del Gobierno Mariano Rajoy tras el Consejo de Ministros extraordinario celebrado en la misma mañana del 11 de octubre del año 2017, no puedo sino reconocer la traición a mí mismo, porque me juré no volver a hablar (escribir) sobre «el problema catalán». Pero la actualidad manda, y es imposible sustraerse a los acontecimientos tras el cumplimiento de la amenaza de declarar la independencia de Cataluña por parte del president del Govern, senyor Puigdemont, que cumplió lo prometido, poniendo en un aprieto gordo a D. Mariano; «No habrá referéndum», y hubo un simulacro de referéndum; «No habrá urnas» y hubo urnas, «No habrá papeletas» y hubo papeletas, «El Gobierno responderá proporcionadamente» y hubo desproporción en la respuesta. Y finalmente hubo declaración de independencia y anunció de la creación de la República Catalana; breve, porque la suspendió de inmediato, pero la hubo. Pongámosle todas las pegas que queramos, pero lo cierto es que el Gobierno ha tenido más paciencia que el Santo Job, opinión refrendada en estos instantes por el presidente, que acaba de comparecer en la Moncloa lanzando a su vez un desafío a Puigdemont para que ratifique si hubo o no declaración de independencia. Más que un desafío, un ultimátum para actuar en consecuencia, dependiendo de la respuesta del catalán. A falta de los detalles, parece que el espectáculo continúa. Y parece razonable que al igual que el Govern de la Generalitat, el Gobierno de la nación elige ir des-pa-ci-to. Lo que viene a demostrar que las dos partes tienen miedo a tirar por el camino de en medio. Lógico y hasta conveniente, nos falta por conocer el plazo ofrecido para obtener una respuesta clara y contundente. Y ahí estamos, y parece que ahí seguiremos; por muy hartos que estemos los ciudadanos es aconsejable no equivocarse de nuevo y hacer del sosiego una necesidad para ir paso a paso hasta agotar todas las posibilidades de entendimiento. Es decir, por fin parece que la práctica de la Política, con mayúscula, se va a llevar a cabo. Fin de la cita. Pero volvamos de nuevo a nuestra ciudad, porque la situación crispada en nuestro ayuntamiento ha quedado relegada a un papel secundario por los acontecimientos nacionales, pero que es muy preocupante. Con razones o sin ellas, lo cierto es que el alcalde ha sido imputado por actuaciones administrativas irregulares, y la oposición pide su cabeza. Y también de nuevo se pone de manifiesto las discrepancias, creo que insolubles, entre los grupos políticos que conforman el tripartito municipal; admitiendo que no resulta fácil sacar adelante un gobierno municipal de estas características, resulta cuando menos chocante que en el gobierno de la Comunidad, también formado por un tripartito, como se sabe, las cosas se estén desarrollando de forma menos cruenta a pesar de las diferencias. Creo que en la Generalitat Valenciana se está actuando con mucha más inteligencia que en nuestro ayuntamiento, en el que todo (o casi todo) son puñaladas traperas, olvidando aquello de que «Yo soy yo y mis circunstancias». Y no se trata de exculpar al alcalde Echávarri de un posible delito administrativo, sino de esperar a una sentencia judicial para actuar de una u otra forma, pero proporcionadamente moderada; solicitar su dimisión inmediata ,con lo que ello conlleva, no hace sino enmarañar una situación ya de por sí muy turbia. Y los ciudadanos, como siempre, esperando y esperando mientras la ciudad languidece y solo despierta cuando las circunstancias proporcionan un momento extraordinario, como es el caso de la Volvo Ocean Race, que obliga a ponerse las pilas aunque solo sea por salvar nuestra imagen ante el mundo, dado el alcance de este acontecimiento deportivo; también en el ayuntamiento alicantino conviene ir des-pa-ci-to. Pero para quienes el arte y la cultura supone una ayuda y un bálsamo ante el desasosiego, el comienzo de la actividad cultural alicantina es una noticia a celebrar: la nueva temporada del Teatro Principal ha comenzado con buenos augurios, el ADDA abre sus puertas a la temporada sinfónica y la Sociedad de Conciertos nos propone una «temporada 10». Aquí sí: «!A por ellos!»

La Perla. «Hay tres clases de ignorancia: no saber lo que debería saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse». (Goethe)

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