La decisión del Banco Sabadell de mover su domicilio social fuera de Cataluña ha podido deberse a varias razones. En primer lugar, a la incertidumbre y a la tensión política, que han alterado el clima de estabilidad y tranquilidad necesario para la buena marcha de los negocios. Este clima ha podido originar la paralización o ralentización de decisiones empresariales que afectan a la marcha del negocio bancario y también ha podido afectar al estado de ánimo y toma de decisiones de los inversores. De hecho, la cotización de las acciones de la entidad descendió en los días previos a la decisión tomada el pasado jueves repercutiendo negativamente en su valor en bolsa. También los depositantes, especialmente en el resto de España, han debido reaccionar ante ese clima mediante la retirada de depósitos, aunque pienso que en ningún caso esos depósitos están en peligro.

La entidad habrá valorado estas circunstancias teniendo en cuenta que la mayor parte de su negocio se realiza fuera de Cataluña, pero también habrá valorado otras derivadas de una hipotética independencia de Cataluña. Más en concreto, estas cuatro:

a) Riesgo de no poder acceder a los servicios de liquidez del Banco Central Europeo.

b) Riesgo de quedar al margen del Mecanismo único de Supervisión bancaria que se puso en marcha en noviembre de 2014 y que es responsable de la supervisión de todas las entidades de crédito de la zona euro.

c) Riesgo de quedar fuera del Fondo de Garantía de Depósitos y del Seguro de depósitos europeo.

d) Riesgo de que se encareciera su financiación en los mercados mayoristas dado que las agencias de calificación están rebajando la calificación de la deuda catalana y esto afectaría al coste de financiación privado o al valor en los mercados secundarios de los títulos de renta fija emitidos.

El Sabadell podría haber trasladado su sede a una ciudad distinta de Alicante, pero creo que ha tomado esta decisión porque tras la absorción de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, la entidad tiene una presencia reforzada en la Comunidad Valenciana y en Murcia, donde la caja tenía la mayor parte de sus oficinas. Por número de oficinas Alicante es la segunda provincia después de Barcelona. En Murcia y València también tiene el banco una presencia importante y además, aquí dispone de un centro operativo y tiene su sede social Solvia, su filial inmobiliaria.

Finalmente, conviene recordar que el fondo de garantía de depósitos protege los depósitos en cualquier banco sea nacional o extranjero porque todos tienen la obligación de pertenecer al mismo si quieren operar en España.