Los valencianos, cuando los alicantinos nos quejamos por el centralismo y la discriminación que en estas tierras se sufre, se encogen de hombros y afirman que nuestros lamentos son cosas de paletos. Es molesto estar siempre quejándose, lo sabemos, pero parece que es el sino del alicantino, que debe conformarse con papeles y proyectos que nunca se llevan a cabo, mientras vemos cómo las inversiones se quedan en otros lugares. La última afrenta, los mil millones de euros que el Ministerio de Fomento invertirá en la estación de València para modernizarla y darle la importancia que merece. Genial, les felicito y envidio. En Alicante, el mismo ministerio ha dejado claro que si queremos una estación del AVE como merecemos tienen que pagarla los alicantinos, renunciando al parque que la ciudad soñó en pleno centro del casco urbano y así destinar el solar a la construcción de edificios de trece alturas de cuya venta y plusvalía saldrá el dinero para construir la estación que nos proyectaron y nunca hicieron. En Elche, la singular estación diseñada del AVE Madrid-Murcia ha quedado reducida a un mero apeadero en medio del campo, y gracias. No creo que los habitantes de esta provincia seamos unos paletos, pero está claro que nos tratan como si lo fuéramos. Y lo que es peor, lo permitimos.
