Paul Auster, considerado uno de los más grandes autores contemporáneos, es conocido por obras en las que combina el realismo mágico, con temas próximos al existencialismo y la filosofía, narrando historias de misterio e intriga, en las que aparecen habitualmente el destino, la suerte y la casualidad.

Autor, entre otras, de la antología de novelas policiacas de título La trilogía de Nueva York, y del guion de las películas Smoke y Blue in the Face, acaba recientemente de publicar 4321, en cuya sinopsis se anuncia que el único hecho inmutable en la vida de su protagonista, es que nace un día de mil novecientos cuarenta y siete, y que a partir de ese momento varios caminos se abren ante él, llevándole a vivir cuatro vidas completamente diferentes.

E igualmente se indica, que la novela plantea la pregunta referente, a qué hubiera sucedido si en un momento determinado y crucial de una vida, se hubiera actuado de otra forma, e igualmente se cuestiona la exploración de los límites del azar, y de las consecuencias de las decisiones tomadas.

Y a propósito del azar y de la suerte, es lo cierto que existen personas cuya actitud en la vida hace que les sucedan más cosas, y por lo tanto también buenas, y que es posible que se equivoquen más veces, pero también acertarán muchas otras, como ocurre con las más activas o abiertas a nuevas experiencias, o con las que confían y esperan que algo bueno va a pasar, o con aquellas que luchan con motivación y esfuerzo por obtener mejores resultados.

De modo que los afortunados son aquellos que trabajan para lograr sus sueños, haciendo lo necesario para cumplir sus objetivos, perseverando, y modificando la estrategia si se considera necesario, siendo capaces de visualizar aquello que desean con ganas y entusiasmo para conseguirlo.

Aprendiendo del pasado y considerando las experiencias valiosas que se vivieron, por cuanto el futuro es siempre una hoja en blanco, y frente a ello hay que hacerse las dos preguntas esenciales referentes a qué queremos ser y qué vamos hacer al respecto.

Y como me parece muy interesante lo que se revela de esta última novela de Paul Auster, y a pesar de sus novecientas treinta páginas, pues en principio no me atraen las obras tan extensas, la pongo en la lista ilusionante de espera mientras, y al menos en mi imaginación, me apetece pensar qué habría pasado si pudiera cambiar mi actuación en determinados momentos importantes de mi vida, y también intento recordar algunos otros en los cuales el azar pareció imponer sus límites, de modo que cierro los ojos y me digo que si volviera a nacer, volvería otra vez a hacer lo mismo..., aunque puede que en realidad no siempre, de modo que, si pudiera cambiarlo..., bueno, quizá, déjame que lo piense.