Hay gente tan naif que se cree a pies juntillas los mensajes de los anuncios, aunque consistan en una simple mentira que, como tal, por mucho que se remita jamás se trasformarán en una verdad. Igual que algunos piensan que si usan un determinado perfume se convertirán en seres apolíneos, otros se han llegado a creer que pueden declarar la independencia de su terruño unilateralmente, sin más ni más. Parece que no hubieran salido de su barrio en toda la vida.

El gobierno y la justicia han puesto en marcha por fin los mecanismos para frenar la sedición de los independentistas que, sin el menor respeto por la ciudadanía catalana, sus instituciones y el conjunto de España, están actuando al margen de la ley. Y mira que se lo han pensado, porque les han dejado a los independentistas mucha más cuerda de lo aconsejable, hasta el punto de que algo se ha roto ya en España y la herida será difícil de curar. Mientras hay una mayoría silente en Cataluña que no sabe, no contesta, los independentistas han sabido hacer ruido y darle publicidad a su causa. Si no ya ven cómo interrumpieron el miércoles por la noche la retransmisión del telediario de la 1 con sus gritos, que empezaron con dos segundos de retraso respecto de la conexión. Marketing puro.

La capitana Forcadell sigue, por más que a muchos nos sorprenda, campando a sus anchas mientras arenga instando a la desobediencia y a la revuelta callejera a sus seguidores en su loca deriva ilegal, gracias a la benevolencia de unos y otros y a la especie de huelga de celo, por ser suave, de los Mossos. Sinceramente, creo que me he perdido varios capítulos del serial de la gran ofensa que, según algunos catalanes, se les ha infligido desde el resto de España. Lo que les robaron Pujol y compañía parece que no les importa, puesto que eran catalanes. A mí, por el contrario, me parece que Cataluña siempre ha sido una tierra bastante mimada. No empero podemos recordar la macro inversión que se realizó por parte de todos los españoles para las olimpiadas de Barcelona '92, en detrimento de otras partes de nuestro país, como por ejemplo la Comunidad Valenciana, sin ir más lejos. Recordemos que el AVE llegó a Alicante hace dos días, como quien dice, y que no tenemos agua, por dar algunos ejemplos, mientras que Cataluña siempre estuvo a la última en todo. Es palmaria la responsabilidad de los sucesivos gobiernos que se han tenido que plegar a los partidos nacionalistas catalanes para que les salieran las cuentas, dándoles hasta el hígado. Y a ver ahora quién es el guapo que pone orden y paz en todo este caos, sin violencia y utilizando el diálogo como no han sabido hacer hasta la fecha.