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Francisco José Benito

Opinión

F. J. Benito

Las tasas, a los ilegales

Justo cuando los hoteleros de la Costa Blanca comienzan a preparar la próxima campaña del Imserso, ese programa social que prácticamente financian los industriales alicantinos, para que jubilados de toda España puedan disfrutar de dos semanas en un hotel con pensión completa y fiesta de bienvenida por 20 euros al día (rentabilidad cero), los padres de la patria autonómica han vuelto a abrir la polémica en las Cortes sobre la necesidad de instaurar una tasa turística en la Comunidad en aras de financiar, supuestamente, actuaciones que reviertan en el Turismo. Algo que tiene en mente un sector del bipartito desde el primer día de mandato en aras, así se contó inicialmente, de buscar unos ingresos extra para equilibrar las ruinosas arcas de la Generalitat. Curiosamente, la última propuesta llegaba de un diputado de Callosa de Segura y líder de Podemos, Antonio Estañ, a tiro de piedra de Torrevieja, que algo debiera saber de cómo funciona el turismo en la Costa Blanca. Un sector cuyo éxito se ha basado en las grandes ocupaciones conteniendo precios y crujido a impuestos que, sin embargo, ve como primero el Consell del PP y ahora el que gestionan el PSPV y Compromís han sido incapaces de acabar con el alojamiento sumergido, esas miles de plazas que escapan al control de la Administración y que son las que realmente suponen un lastre y una merma unos ingresos para la economía institucional. Benidorm, Alicante, Gandía, Torrevieja, incluso València, no son Barcelona, donde los hoteles pueden pedir 300 euros por la noche al tener un perfil de visitante con más poder adquisitivo que el estibador de Liv Menos tasas y más firmeza contra esas plataformas que cotizan en San Francisco y hacen el negocio en la Comunidad Valenciana, señores diputados. La tasa turística, de ir en serio, debe consensuarse con los que saben y se juegan los cuartos. Si se logra el acuerdo, bienvenida, pero que no salga adelante por una progresía mal entendida. O, sino, que pregunten a Francesc Colomer, secretario autonómico de Turismo, que es el que vive el «día a día» hotelero.

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