Leer el periódico en el bar tiene sus peligros. Sin ir más lejos, estaba leyendo el INFORMACIÓN en la barra cuando me topo con la noticia Mustang convoca a los artistas para crear una gran escultura. Me inclino más sobre el diario y leo que la empresa quiere una obra artística que se convierta en «un símbolo que nos represente y nos inspire». Indica el presupuesto del proyecto, dimensiones, plazos, que está abierto a artistas españoles o extranjeros residentes en España, y que un comité especializado seleccionará previamente al menos tres proyectos. Y claro... me caigo del taburete, porque cualquiera que viva en Elche, hoy, no está preparado para noticias así.

El paso del PP por el Ayuntamiento fue fugaz, pero sirvió para endosarnos a los ciudadanos las estatuas de Las tres Marías, la Aparadora, el Cantó laminado y la Magrana-farolillo del pont Nou. ¿Qué criterios se siguieron para erigirlas? Coste cero para el ciudadano y, preferiblemente, temática religiosa. ¿Quién o quiénes formaban el comité de selección? ¿ustedes lo saben? Yo tampoco (supongo que Ruz, pero a lo mejor es mucho suponer).

El tripartito actual no sé si sabe mucho de política cultural, pero hacer, lo que se dice hacer, en materia cultural hace poco. Hay una estatua de Toni Pons pensada para el Passeig de les Eres de Santa Llúcia que está pendiente de aprobar su ubicación (pagar pagan los empresarios). El nombramiento del responsable de la gestión cultural de l'Escorxador parecía guiarse por los mismos procedimientos que el «procés». Eso sí, erigidas también sin concurso previo tenemos la de la Virgen de la Asunción laminada (también con protesta vecinal por su ubicación), y el monumento al Motero.

Y a todo esto llegó Juan Fuster y mandó parar. Que una empresa local con relevancia internacional como Mustang, primero decida invertir en una obra de arte que nos represente y nos inspire (el compromiso de Mustang con el arte no lo voy a descubrir yo ahora), y que para encontrar lo que desea abra un concurso señalando quiénes pueden intervenir (artistas españoles o extranjeros residentes en España), las características de la obra (dimensiones, materiales... todo abierto en función del proyecto que presente el artista), marque un plazo de ejecución, dote un presupuesto, ¡y delegue la selección de la obra ganadora en un comité especializado! Pues eso es algo que los ciudadanos (al menos los interesados por el arte) casi no esperábamos ya poder ver.

Decía Descartes que lo más extendido en el mundo es el buen sentido, la razón, aunque lamentablemente el uso que de ella se hace no es habitualmente el mejor. Si a esa descripción de la realidad se le suma el resentimiento nietzschiano (mejor no entramos en detalles), pues probablemente muchos lectores (quién sabe si la mayoría), ya estará pensando que el concurso está amañado. Pero, amañado... ¿a qué? Sin duda los promotores saben lo que quieren y lo recogen en las bases del concurso. Obviamente no se lo van a dar a un proyecto que no se ajuste a sus pretensiones, pero lo importante, lo verdaderamente relevante es que presentan a la deliberación de personas distintas, con formación y gustos diferentes, aunque con intereses comunes (el valor artístico) la decisión final del proyecto.

Más aún, la elección del comité seleccionador merece ser comentada. La primera circunstancia reseñable es que el primer miembro que recoge es un representante del Excelentísimo Ayuntamiento de Elche. Es decir, Mustang, como empresa privada reconoce la pertinencia de que un representante de la comunidad de ciudadanos participe en la toma de decisiones de una empresa privada... con repercusiones públicas (que ese representante sea Héctor Díez Pérez, concejal de Promoción Económica y Comercio, Mantenimiento y Limpieza, Tráfico, Aparcamientos, ORA, Cementerio y Barrios y Pedanías, no sabemos si obedece a que buscan también la participación de personas no relacionadas directamente con el arte, o si, lamentablemente, lo que sucede es que no han encontrado a nadie en Cultura capaz de actuar como una voz autorizada). Que los siguientes miembros del comité sean Juan Fuster y Sergio Ros Vidal, director de Art Mustang y presidente de la Fundación Pascual Ros Aguilar, respectivamente, no sólo me parece de sentido común, sino que refuerza la confianza en el comité. Los demás miembros son profesionales del mundo del arte, tanto como creadores ( José Juan Fructuoso, arquitecto), como gestores culturales ( Alicia Ventura, Pedro Medina y Gema Llamazares).

Sin duda los nombres de esa relación podrían ser otros; seguro que si a cada uno de nosotros nos preguntan diríamos que yo pondría a tal y quitaría a cual, pero lo cierto es que en un comité así, con la suficiente masa crítica, se puede deliberar con criterios y gustos en ocasiones iguales, en otras diferentes, pero todos buscando el que consideran mejor proyecto, de mayor valor artístico para la ubicación y pretensiones por la que se publicita... Da envidia.