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Opinión

J. Collado

Tonta la última

Nuestro president Ximo Puig se trae de su reunión en Moncloa con Mariano Rajoy vías de diálogo con el Gobierno, que no acuerdos ni compromisos para solucionar el «problema valenciano», que así, en singular, no es otro que el de la racanería del Estado para con la Comunitat, que está pagando en cabeza ajena los dispendios y el latrocinio de anteriores correligionarios autonómicos del presidente del Ejecutivo central. A falta de saber si esas vías conducirán a un nuevo descarrilamiento de la financiación o se concretarán en infraestructuras como el Corredor Mediterráneo, quizás sea prematuro sumarse al optimismo de Puig en su proclama de ayer de que «hay vida más allá de Cataluña», máxime cuando el problema territorial amenaza con enquistarse a diestra y siniestra en una competición de la que no se adivina el final y en la que su jefe de filas socialistas, Pedro Sánchez, no hace más que avivar el fuego con ideas/ocurrencia tipo «nación de naciones» y, lo que es peor, con su explicación. Según el secretario general del PSOE, además de España, hay «al menos» tres territorios que históricamente han manifestado su deseo de ser nación: Cataluña, País Vasco y Galicia, entendiendo como tal una «vocación, un sentimiento y una voluntad» de serlo. Susana Díaz, presidenta de la Junta y derrotada rival de Sánchez, se apresuró a levantar la mano y proclamar que Andalucía también lo es, así que mucho había tardado Puig en sumarse a las nominaciones y reiterar que «Som una nació», porque en la carrera que se avecina, tonta será la última autonomía en erigirse en nación.

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