Una vez el verano ya es historia, con el comienzo del mes de septiembre empiezan las promesas a nivel personal de comenzar una nueva etapa de nuestra vida haciendo deporte: «Esta vez sí; lo conseguiré; no va a haber quién me pare; me voy a poner como una moto; dame dos meses y verás». Estas son algunas de las expresiones que se suelen escuchar en nuestras mentes más o menos por estas fechas y año tras año. Lo que mucha gente no ha entendido todavía es que, a la hora de practicar un deporte, sea cual sea, lo difícil no es empezar, sino que se convierta en un hábito y por tanto forme parte de una actividad más de nuestro día a día. Hay muchas razones para ello, pero la más importante es la de la salud.

Recientemente ha salido publicado un estudio donde muestra que uno de cada cuatro españoles se declara sedentario al 100%, esto significa que su movilidad física es prácticamente nula. Dicho estudio además refleja que al 80% de los encuestados les gustaría practicar más deporte, teniendo en cuenta que el deporte más practicado es caminar.

¿Cuál es la principal causa por la que año tras año la mayoría de las personas que se mentalizan de comenzar de nuevo, fracasan? Todos los números los tiene el mismo boleto: la falta de motivación. Efectivamente, todo está en la mente. Siempre dependerá de cómo de alto hayamos puesto el listón. Normalmente, este tipo de desmotivación viene derivada de la no consecución de los objetivos planteados en un inicio, y ahí es donde nos venimos abajo y desistimos en continuar. Hay una frase que circula mucho por internet y que está haciendo mucho daño: NO HAY LÍMITES. ¿Cómo que no hay límites? Pensar esta generalidad tarde o temprano conlleva la destrucción física y mental del deportista, porque nunca tendrá suficiente con lo que hace, y esto es un grave error.

Volviendo a los datos del reciente estudio, dice que el 70% de los encuestados «culpan» a las empresas y las consideran responsables de fomentar el sedentarismo. Mi opinión es que las empresas, y sobre todo los departamentos de RRHH, deberían considerar ciertamente que la practica deportiva entre los empleados mejora considerablemente muchos aspectos: Ayuda a mejorar el trabajo en equipo, reduce el absentismo laboral, disminuye el estrés, mejora la relación entre los propios compañeros. Hoy en día hay muchas opciones para comenzar tras el parón estival: Los gimnasios; grupos de corredores; grupetas de ciclistas; la natación, uno de los deportes más completos y menos lesivos; uno de los grandes inventos deportivos: el Pádel, fácil de practicar; torneos de empresa de fútbol o fútbol sala.

Para finalizar comento que diferentes estudios en prestigiosas universidades internacionales demuestran que llevar una vida activa, sana y deportiva retrasa el envejecimiento, y mejora la calidad de vida. Lo dicho, el reto no es comenzar a hacer deporte, sino conseguir que se convierta en un hábito. O eso o volver a «las tapitas del bar».