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Crítica de arte

Otro omitido, Xavier Soler

Seguimos con la lista de autores alicantinos omitidos. Su amplitud basta para evidenciar la magnitud del olvido de las instituciones hacia los autores que han creado nuestra cultura. A Xavier Soler (1923-1995), la pintura se le impuso desde muy joven, aunque tuvo que estudiar farmacia en Granada para contribuir en el negocio familiar. Su pintura vendrá a definirse bajo los parámetros de la investigación de Emilio Varela. Empieza a dibujar, a pintar, mostrando una gran habilidad, y recibe el beneplácito del público, es el pintor de la burguesía culta alicantina. También desarrolla esa mirada hacia el paisaje alicantino que se impuso en la pintura. Su obra fundamental, por complejidad, riesgo, dominio y habilidad, será I nterior con figuras. Significó un momento clave en la consecución del espacio del cuadro.

A partir de ahí, simplifica, utiliza más el gouache sobre papel. En cientos de bodegones, marinas, interiores con ventanas al mar, desarrolla una pintura dibujada, recorta, define, sintetiza las formas, las luces. La veladura del óleo se sustituye por la aguada, pero sobre todo por un dibujo más inmediato, aunque no menos virtuoso y espontáneo, al mismo tiempo que sabio, construido. El virtuosismo, el dominio, la habilidad caracterizarán su obra, pero esto no la reduce a una fórmula repetitiva, su capacidad creadora se evidenciará en cada uno de sus gestos, en cada una de sus obras. Soler, como Raoul Dufy (1877-1953), su otro gran referente, es un caso muy singular de creador, pintor que vive la pintura como un flujo propio, y se reinventa a partir de sus registros. Soler es incluso más hábil que Dufy, motivo por el que quizá no se compromete con un cambio de estilo hacia la abstracción, con la búsqueda de otras referencias. Dufy le da la vía y la libertad para ser él mismo, y a partir de este encuentro no le interesaron otras aventuras.

Otra vez la critica de Contreras, sobre una exposición de sus guaches, da la pauta al percibir su proximidad a la abstracción, su poder de síntesis, la expresión absoluta, universal, de su dibujo, un expresionismo suelto pero figurativo, con el lenguaje de la abstracción como esencia. Soler llegó a tener unas cotas en el arte español que muy pocos artistas lograron. La calidad luminosa de su pintura, como pintura de gesto y de color, se distanciaba de «la frialdad» de la escuela de Madrid. Xavier Soler pintaba dibujando, en la concreción de un gesto muy limpio y acertado con una combinación de color brillante. A Xavier Soler no le atrajo profundizar en la abstracción, y ante la urgencia de las generaciones más jóvenes se mantuvo en su decisión creativa, aunque podría haber cruzado ese puente. Una decisión que la crítica sin matices ha considerado un paso atrás. Pero la actualidad de la pintura nos muestra el valor de su individualidad. Un pintor fundamental para entender la necesaria y sensible complejidad del arte.

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