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C.Pascual

Análisis

C. Pascual

La incertidumbre se instala en el comercio

La incertidumbre es, tal vez, la sensación más extendida estos últimos días entre los empresarios y trabajadores [unos 400 en total] afectados directamente por el cierre en domingos y festivos de los grandes comercios de Maisonnave, así como de los centros comerciales Plaza Mar 2, Gran Vía y Puerta de Alicante a partir del próximo 15 de septiembre. Si nada cambia, la resolución del director general de Comercio de la Generalitat Valenciana, Natxo Costa (Compromís), es taxativa: desde ese día, los locales que hasta ahora podían abrir todos los días del año pasarán a tener prohibida la apertura durante las jornadas festivas. Muchas son las voces del comercio alicantino que siguen dudando de que el cierre se acabe por imponer, aunque nada hace pensar que la Conselleria de Economía, dirigida por Rafael Climent (Compromís), tenga la intención de andar sobre sus pasos, de rectificar una medida muy contestada por el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, firme defensor ahora de la libertad comercial, aunque hace apenas dos años se erigía como el mayor crítico con la apertura de las superficies comerciales de Maisonnave durante los siete días de la semana.

Superado ese cambio de rumbo del regidor socialista, el malestar de buena parte del comercio de la ciudad reside en las evidentes consecuencias económicas, y de imagen, que provocaría el cierre de los grandes locales, sin ir más lejos, en los festivos existentes durante la celebración de la Volvo en Alicante, el principal evento que acogerá la ciudad durante este mandato político. Y es que, con la regata en la mente de todos, la incertidumbre que lleva tiempo instalada en el comercio se intensifica por pura lógica: no sólo desconocen a ciencia cierta si a partir del 15 de septiembre tendrán que cerrar en domingos y festivos, sino que además dudan si para las dos semanas en las que se prolonga la fiesta de la vela en Alicante habrá un acuerdo a nivel local «in extremis» sobre aperturas comerciales, si se impondrá el criterio recogido en la resolución de la Conselleria de Economía que se publicó en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV) esta semana o el del decreto ley del Consell, de 2016, donde se explica que se «consideran» Zona de Gran Afluencia Turística (ZGAT), y por lo tanto de apertura en domingos y festivos, los municipios afectados por la celebración de «grandes eventos deportivos de carácter nacional o internacional». Y claro, pocos acontecimientos como la Volvo Ocean Race pueden cumplir mejor los parámetros que marca el documento sobre horarios comerciales con el que choca la reciente resolución promovida por Compromís y sobre la que, durante el próximo mes, se puede interponer un recurso de alzada. El Ayuntamiento ya ha anunciado que recurrirá la decisión del conseller Climent de cerrar el comercio de Alicante a partir del 15 de septiembre, anulando así la autonomía local y dejando en papel mojado el acuerdo del Consejo Local de Comercio adoptado a finales del pasado año, que varió sustancialmente tras la sentencia a su favor lograda por tres centros comerciales que también querían abrir en las mismas fechas que Maisonnave.

Así, a sólo tres semanas de la fecha clave, los responsables del personal de las superficies comerciales no saben muy bien qué hacer: elaborar cuadrantes para los siete días de la semana o empezar a «reajustar» las plantillas al dejar de levantar la persiana durante los domingos y festivos. Y es que de la decisión definitiva del Consell depende el futuro laboral de al menos 400 personas en Alicante, que a día de hoy desconocen si a su contrato seguirá vigente, si durante la Volvo trabajarán o si volverán a las listas del paro. Incertidumbre compartida con los directivos de las superficies comerciales, que siguen sin entender la postura de la Generalitat. «Nos obligan a cerrar los domingos y festivos a un mes de la Volvo, cuando lo que tendrían que hacer es pedirnos un esfuerzo especial y que, durante esas dos semanas, abriésemos más horas al día para dar un mejor servicio a los turistas que visitarán esos días la ciudad», apuntan dirigentes de empresas del sector.

Con el comercio abierto o cerrado los días 12, 15 y 22 de octubre, Alicante se prepara para recibir a unas 300.000 personas durante la celebración de la Volvo Ocean Race, un periodo en el que se crearán, según previsiones de la Generalitat, unos 1.800 puestos de trabajo en la ciudad. En el aspecto económico, la regata supondrá un coste máximo de 22 millones para la administración pública (en función de los patrocinios que logre firmar) y, en la pasada edición, la salida desde Alicante de la regata tuvo un impacto económico de unos 96 millones de euros. Y con esas cifras sobre la mesa, el comercio aún no sabe si abrirá sus puertas los domingos y festivos, sumido en la incertidumbre más absoluta ahora que la economía empieza a repuntar tras años de dura crisis. «Todo un sinsentido», coinciden los comerciantes.

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