Desde que la conozco, en esta calle siempre ha olido a orines», escuché este fin de semana cuando bajaba por la avenida de San Sebastián -entre la avenida de Cataluña y la avenida de Holanda-, en la Playa de San Juan. Parecía una visitante habitual de la zona en época de vacaciones. Una fidelidad que le honra, pese a que su paseo por las aceras de esta vía -muy transitada, ya sea verano o invierno- le resulte desagradable.
Entonces, me fijé en la acera y vi restos de comida, ramas de árboles caídas, además de manchas resecas que habían dejado líquidos vertidos en su momento. Evidencias de que la calle no había entrado hacía tiempo en el itinerario de los barridos y baldeos, en su caso, de los servicios municipales de limpieza. Tan necesarios diariamente como obligatorios son los impuestos que los ciudadanos de esta zona -como de otras que se encuentran en similar situación- pagan al Ayuntamiento de Alicante. Una especie de «contrato social» entre el ciudadano y la Administración para que la aportación a la comunidad del primero revierta en servicios al conjunto de la segunda. Pero no sólo para un área del cuadrante de la ciudad. Los impuestos los pagan los ciudadanos de todos los barrios del municipio.
Pero en este caso, algo está fallando. Pasear el sábado por la avenida de San Sebastián se convertía en una carrera de obstáculos olorosos y visuales. Y tampoco se escapan de este abandono calles aledañas al mercado y al Centro Fontana. Una zona, por cierto, repleta de turistas en estas fechas veraniegas, que, con esta situación no se llevarán muy buena imagen de la ciudad.
Los contenedores repletos de basura tampoco ayudan a mejorar la estampa. Algunos estaban llenos antes del anochecer por aquellas bolsas con restos que los vecinos no queremos oler en nuestras casas y los echamos al contenedor antes de la hora recomendada. Otros tenían cajas, enseres, viejos televisores o restos de armarios a su alrededor, ¿de alguien que renovaba su vivienda?
Ni cívicos son estos hábitos ciudadanos ni aceptable es la dejadez municipal con las zonas a las que no llegan, al menos con la frecuencia que a otras, los servicios de limpieza.
