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El Madrid al rescate y el Barça en «procés»

A un cuarto de hora de que se rompa España, vuelve el Madrid por sus fueros y al rescate psicológico de la piel de toro, ganándolo todo como si estuviéramos en los cincuenta, cuando España era una grande y libre y la Copa de Europa sólo tenía un dueño. Y vuelve el Barça a ser ese club inflado de millones pero pesimista, abúlico y desnortado que se ensimisma en sus problemas viendo enemigos por todas partes. No ha empezado aún la temporada y a los de Zidane parece que les va a salir todo: lo mismo finiquitan a Mourinho y lo poco que quedaba de su legado blanco, que liquidan a los blaugranas de manera rotunda y sin sangre, a pesar de que un árbitro infame les pite un penalti que no era y echara a Cristiano del campo de una manera que dio vergüenza ajena. Y es que el Madrid ya no es lo que era: si con el portugués eran un equipo corretón y con poca cabeza, y con Ancelotti un equipo aseado y con un punto de aburrimiento, Zidane ha realizado la circulatura del cuadrado formando un equipo intratable con una defensa poderosa y superpoblado de centrocampistas llenos de talento que asegura ocasiones a tutiplén para las estrellas de la galaxia meregue. Si nadie lo remedia, Asensio (si Mbappé vale tropecientos mil trillones, ¿cuántos vale este chaval? No ha empezado la liga, y ya ha marcado el mejor gol de la misma) Ronaldo y compañía se van a hinchar.

Cómo estarán las cosas en Can Barça que todas las miradas se dirigen al recién llegado Valverde, uno de los entrenadores con menos ínfulas del fútbol español. De la misma manera que Luis Enrique impuso un estilo hosco y desagradable que algunas veces impregnaba al equipo, y Zidane usó la sonrisa como principal arma para empezar a cambiar el deje antipático y chulesco del Madrid, Valverde tiene perfil para eliminar la depresión veraniega que les ha dejado el caso Neymar y tratar de volver a hacer que el Barça sea un equipo más abierto y menos introspectivo. Pero las sensaciones no parecen buenas: por lo visto, ayer el Barça actual es Messi ?.y Umtiti, y poco, muy poco queda ya del ciclo «triomfant» que les elevó a los altares del fútbol mundial. Trabajo tiene el Chingurri, y el proceso (perdón: «procés») para recuperar el ánimo culé se antoja complicado.

Y es que en la locura que se ha convertido la burbuja del fútbol mundial, parece que los más sensatos son los entrenadores, porque son los primeros que saben perfectamente que nadie vale ni 100 ni 200 millones de euros, ya se llame Mbappé, Dembelé, Tarangana, o Lukaku. Por ello, tanto Zizou como Valverde tienen siempre en su discurso un punto de descreimiento, de falta de vehemencia y de socarronería que viene muy bien a clubes como el Madrid y el Barcelona (a sus directivos, pero también a sus aficiones, y medios de comunicación), siempre con ansias de acapararlo todo, de avasallarlo todo, de ganarlo todo.

Para vehemente, además, siempre estará Simeone, que les pasa a los dos por la izquierda, en su encomiable e impagable enésima batalla contra los imperios del mal. Ojalá que el Atleti pueda con su fútbol telúrico y árido a partes iguales hacer dudar al Jing y al Jang, dar con el botón que desinfle los musculitos a Cristiano, agobiar a Messi hasta que se afeite la barba o provocar que a Zidane le salga pelo a lo afro, porque si no es así vamos a tener una liga aburridita a más no poder. Con Mourinho y Guardiola exiliados y nostálgicos en la Premier, y sin las ruedas de prensa tan animadas de Luis Enrique, sólo Simeone y su estética populista, peronista y revolucionaria puede poner algo de sal, mala leche, patadas y cabreo en la temporada que ahora comienza. Forza Cholo, que el resto de España (o lo que quede de ella) estamos contigo.

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