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Opinión

Los tiempos del cólera

Echo la vista atrás y me da por imaginar al Gobierno de Mariano Rajoy y de su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, poniendo en práctica en años de Zaplana y Camps el ejercicio sibilino de sadismo financiero con que están castigando al Consell que sostienen Ximo Puig, Mónica Oltra y esa peligrosa gente de Podemos. Con Zaplana de presidente y en este mismo escenario, Montoro habría durado un suspiro como interino de la cartera ministerial.

Pero en aquellos tiempos de jaleo, pompa y alharacas, la Comunidad Valenciana era, de acuerdo con la doctrina Aznar, el modelo a seguir para el resto de autonomías. Luego llegaron los trajes, la Gürtel, Brugal, la Taula y la demolición del castillo de cristal, con lo que nunca llegué a tener del todo claro qué era aquello del modelo autonómico referido por el héroe de las Azores. Menos mal que la llamada a imitar el milagro valenciano no fue secundada por las demás comunidades.

A juzgar por el grado de asfixia al que están sometiendo (no a Puig ni a Oltra ni a Podemos, sino a todos los valencianos, simpatizantes y votantes del PP incluidos) Rajoy y Montoro a esta autonomía, sospecho que la estrategia marcada desde Génova y Moncloa pasa por anidar la teoría de que esta comunidad -con este Consell- no puede ser modelo de nada, a pesar de haber hecho bien los deberes desde las consellerias de Hacienda y Economía. ¿Y qué dice la lideresa de los populares de aquí, Isabel Bonig? Cuando no calla (malo) vitorea a Montoro (peor), como si cualquiera de esas posiciones le garantizara la bendición de Génova para ser la próxima candidata a la Generalitat. En política, la ingenuidad no es un pecado, pero se le da un aire.

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