Si el proceso participativo realizado por ADR, para el Camp d'Elx, lo impulsaran los políticos locales a la sociedad ilicitana para fijar y priorizar el reparto de los 15 millones de los fondos Dusi, tal y como las normas europeas exigen, a buen seguro que estarían garantizadas la solución a los grandes problemas presentes y futuros del desarrollo sostenible de la ciudad. Arrastrados ya muchos años en busca del pelotazo urbanístico entre unos y otros como toda la ciudadanía resignada y a la perfección conoce.

Con ello tendríamos resuelta la rehabilitación y modernización museística y gastronómica del Mercado Central como referente de todos los productos locales, la dinamización del comercio del centro histórico y en parte de los barrios.

La rehabilitación real y seria de los edificios y viviendas más degradadas del barrio de San Antón, rescatando así a los vecinos más vulnerables a los que obvian de sus derechos de adjudicación en el nuevo edificio, los que fueron engañados con sucesivos convenios, desde hace cerca de 20 años, con promesa falsas que prometían viviendas nuevas a cambio de la cesión de sus derechos de propiedad y edificabilidad, para acometer así una gran mega urbe de futuros negocios inmobiliarios y urbanísticos ya truncados, pero que aún les son útiles a Pimesa y al Ayuntamiento con los negocios que les generan las grandes cifras de contratación de los bloques actuales y su posterior venta, obviando los criterios sociales a los que obligan los distintos convenios del IVVSA, Generalitat, Fomento y Ayuntamiento.

Habría fondos para acondicionar las acequias y huertos abandonados del Palmeral Unesco. También para construir naves industriales en alquiler en el suelo urbanizado de Pimesa y del Ayuntamiento en el Parque Empresarial, apoyando así a los pequeños industriales con instalaciones competitivas que eviten caer o salir de la economía sumergida.

Para ello, indudablemente es necesaria otra política abierta y participativa para nuestra ciudad, donde los políticos comprendan que han de ser más humanos, sensibles y sobre todo coherentes con sus promesas para no infligir tanto daño innecesario y gratuito como el que están produciendo principalmente tanto a placeros y comerciantes del Mercat, la plaza de Las Flores y su entorno, como a los vecinos más vulnerables del barrio de San Antón.