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Antonio Sempere

En pocas palabras

Antonio Sempere

Agua de borrajas

Pardiez, cómo interesa el presente y futuro del Teatro Principal. Qué alegría. Cuántas tribunas. Cuántos defensores. Qué posesivo tan cariñoso emplean las firmas cuando hablan de él: nuestro Teatro Principal. Corazón de Alicante. Políticos de aquí y de allí. El conseller más transparente. Espontáneos cabreados.

Las crisis constituyen una ocasión de peligro al tiempo que una oportunidad. Habrá que aprovechar esta unánime defensa para coger el toro por los cuernos, poner la carne en el asador y no dejar pasar la ocasión de oro que nos brinda la coyuntura. Lo peor que podría ocurrir es que después de tantas palabras, tanta declaración de intenciones, todo quedase en agua de borrajas.

Tristemente, desde los tiempos de Pepe Lassaletta, ha sido difícil ver a un alcalde en el teatro. Lo que se dice ni un solo día de sus mandatos. Ni en una sola función. Y ese nulo interés real por parte de los responsables políticos puede que tenga la culpa de lo ocurrido.

En esta columna quisiera referirme al teatro de texto propiamente dicho, y acotando a las dos últimas temporadas, a todos esos espectáculos que no hemos podido ver en Alicante, mientras giraban por plazas similares. Y mientras, la verdad sea dicha, nadie ha dicho en la prensa esta boca es mía, clamando por que estos títulos pudiesen disfrutarse aquí.

El testamento de María fue una de las primeras grandes ausencias. Un monólogo de Blanca Portillo cuando la actriz estaba en todo lo suyo. Dirigida por Villaronga, fue un puntal que se nos escamoteó. Que El cartógrafo, en gira, todavía no haya venido a Alicante, es más que sospechoso. Esperamos la baza de la Muestra de Teatro de Noviembre, que cuenta con un presupuesto similar al del Teatro Principal durante un año completo. Fue en la muestra donde pudimos descubrir a Sanzol en varias ocasiones. El Principal nos trajo esa delicia llamada La respiración, con la que Nuria Mencía debe ganar con justicia el premio Estruch. ¿Pero qué ocurrirá con La ternura?, ¿llegará o no llegará? Más títulos ausentes que giraron mucho por las Españas: La estupidez, de Rafael Spregelburd; El jurado, dirigida por Andrés Lima, con Pepón Nieto, Víctor Clavijo e Isabel Ordaz. El Hamlet de Miguel del Arco dirigido por Pimenta. Un obús en el corazón, con Hovik Keuchkerian, dirigido por nuestro Santiago Sánchez, o cómo convertir Incendios en monólogo. El príncipe de Maquiavelo con Fernando Cayo. Yo, Feuderbach, con Pedro Casablanc. El año del pensamiento mágico, con Jeannine Mestre, ¡dirigida por el alicantino Juan Pastor! La Tristana de Olivia de Molina, Pere Ponce y María Pujalte. La soberbia La flaqueza del bolchevique con Adolfo Fernández. Ese fenómeno llamado Páncreas, de Patxo Tellería. El Así que pasen cinco años de Atalaya. Y El Público de Álex Rigola. La más que popular versión de Los caciques de Juanjo Seoane. Un montaje discutible pero, ¿no estamos en la ciudad de su autor? Las comedias Héroes, con Luis Varela y Juan Gea; La puerta de al lado, con Silvia Marsó.

La CNTC ( Ricardo III, El mercader de Venecia). ¿Recuerdan cuando con Andrés Amorós al frente del INAEM surgió un compromiso de traer tres montajes anuales de este centro a Alicante, que luego quedaron en dos y más tarde en uno? ¿Y los esfuerzos de los gestores del teatro para encontrar institutos que llenasen los aforos? Ello por no citar montajes caros como Escenas de la vida conyugal con Ricardo Darín que sí vieron los valencianos vía Olympia. O el Cuento de invierno de Declan Donnellan que disfrutaron los murcianos. Qué más hubiesen querido los programadores del Teatro que ofrecernos este festín. Pero se encontraron, y se encuentran, entre la espada y la pared de unos copropietarios con unas aportaciones insuficientes y un público renuente a cualquier cosa que no huela a rostro televisivo. De ahí que estén muy bien las declaraciones bienintencionadas, pero como no vayan acompañadas de medidas contundentes, pasada la tempestad volverá la calma chicha, y dentro de un par de años podremos recordar en una lista más larga que ésta cuántas funciones que sí fueron a Elche, Orihuela, Villena, Murcia, Avilés, Sevilla, Valladolid, Málaga, Santander no hicieron parada en Alicante.

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