Da alegría comprobar cómo un canal humilde como La 2 también tiene su momento de gloria. Está sucediendo los veranos cuando su contenedor de cine programa algunos títulos muy populares. Hay un nombre que no falla, el amigo Clint Eastwood. Ha bastado programar Por un puñado de dólares para traspasar la barrera del millón de espectadores. Ojo, que hablamos de un 8% de cuota de pantalla, que supone triplicar su media. Viendo estas cifras, da la sensación de que no sería tan difícil poner en vereda al canal. Rescatarlo del ostracismo. Tratarlo de igual a igual con La 1, esto es, promocionar sus contenidos del mismo modo. Planificar una estrategia que no lo confine a la más absoluta irrelevancia. El sábado anterior ocurrió otro hecho glorioso. El concierto «Miguel Poveda y amigos» sustituyó la película habitual, logrando un rotundo 5%, doblando la cuota de pantalla de la cadena, y reuniendo a 500.000 espectadores en torno a la pantalla. Tres veces más de los que ven No es un sábado cualquiera, por cierto. Y con el añadido de que los que siguieron a Poveda quedaron henchidos de gozo, orgullosos de haber optado por esta oferta. Porque sí, fue una noche prodigiosa. De ahí que no entendamos otras estrategias, erróneas a todas luces, como es la de emitir la final de la 63 edición del Certamen de Habaneras de Torrevieja a las nueve de la mañana de un sábado. Es decir, que TVE se compromete desde hace años con el concurso, desplaza a la ciudad a una presentadora destacada de la casa como es Elena Sánchez. Y todo ello para, tres semanas después de que tenga lugar dicha final, emitirla en diferido uno de estos amaneceres achicharrantes. O cómo tirar por la borda sus bazas. Uno de los grandes pecados de la cadena.
