Hace medio siglo la política alicantina estaba regida, como en el resto del país, por la dictadura franquista. El alcalde de la ciudad era José Abad Gosálvez, nombrado el 11 de octubre del año anterior. El 4 de octubre de 1967 fue elegido procurador en Cortes en representación de los municipios alicantinos.
El 5 de febrero tomó posesión la nueva Corporación municipal. Continuaban como concejales Cristóbal Espinosa Palmer, Andrés Gascuñana Puebla, Ramón Malluguiza Rodríguez de Moya, José Llopis Dies, Jaime Serrano Pomares, Manuel Buades Climent, Rodolfo Marchori Rodríguez y Salvador González de Haro.
Entraron doce concejales nuevos: cuatro por el tercio familiar ( Francisco Muñoz Llorens, Francisco José Mallol Sala, Rafael Cano Mula y Francisco Maruenda Alberola), cuatro por representación sindical ( Manuel Compañ Baeza, Roque Calvo Llorca, Juan Monje Fernández y Agustín Lledó Crespo) y cuatro en representación de entidades ( Manuel Alberola Cremades, Francisco Ayela Berenguer, José Beviá Pastor y Enrique Santo Alberola).
Entre los regidores sustituidos estaba el hotelero Juan Pastor Catalán, más conocido como Juanito Pastor, el deportista. El punto base de su programa político había sido la educación física de la juventud, pero en declaraciones realizadas al diario Información (5 febrero) reconoció que «No he hecho nada (?). Pero me voy muy tranquilo, porque yo he querido hacer, he querido trabajar, pero la verdad es que no he hecho nada». Su proyecto de una mejor educación física en las escuelas fracasó porque «no había presupuesto».
El 26 de marzo fueron elegidos diputados provinciales los concejales alicantinos Muñoz, Ayela y Maruenda.
Transportes y precio del pescado
El domingo 21 de mayo fue inaugurado el aeropuerto internacional de Alicante por el ministro del Aire. Pero el tráfico aéreo ya había quedado abierto el día 4 del mismo mes. El primer aparato en tomar tierra era de Aviaco (perteneciente a la compañía Iberia) y cubría la línea Madrid-Alicante-Barcelona-Alicante-Madrid. El primer avión extranjero aterrizó a las 12:40 del día 5; era de Air Algeri y procedía de Orán. El primer vuelo nocturno llegó el domingo 18, a las 23:01, procedente de Luton, y era de la compañía Britannia Airways.
El 14 de mayo fueron 500 los pasajeros que pasaron por el aeropuerto. La cifra fue creciendo día a día: el 24 de junio fueron 1.318; 1.482 el 4 de julio; 1.609 el 30 de julio?
En agosto, el jefe del aeropuerto, el teniente coronel Roberto Céspedes, fue sustituido por el coronel Santiago Herrero; y en septiembre arribó la turista 14 millones que visitaba España este año. Era belga, se llamaba Margaret Keipens y tenía 24 años. Benidorm era su destino, pero el día 12 visitó Alicante, invitada por el alcalde y el gobernador civil.
La apertura del aeropuerto no perjudicó a Renfe por cuanto la gran afluencia de turistas durante el verano también sirvió para que se vendieran en julio y agosto más billetes de tren que el año anterior. El TER «Mare Nostrum» llevaba y traía pasajeros desde las principales capitales europeas.
También el puerto experimentaba un importante crecimiento de tráfico, a pesar de que las nuevas tarifas, publicadas en el BOE del 17 de enero (nuevo régimen de autofinanciación de los puertos españoles), suponían una subida de hasta el 100% y convertían al puerto alicantino en el más caro de España. El domingo 5 de febrero fue inaugurada la línea regular de pasajeros Alicante-Nueva York y los 735 pasajeros del trasatlántico de lujo estadounidense «Constitution» visitaron la ciudad, antes de que el buque (de 30.000 toneladas y 218 metros de eslora) zarpara entre los sones de la banda municipal de música. Y a finales de junio fue inaugurada la línea Alicante-Canadá-Grandes Lagos: el buque «Picoblanco» cargó rumbo a Norteamérica con diversa mercancía, especialmente sábanas de algodón, calzado y conservas.
La compañía Transmediterránea realizó varios cambios a lo largo del año en la línea Alicante-Palma de Mallorca. Mientras era renovado, el buque «Ciudad de Burgos» fue sustituido provisionalmente por el «Ciudad de Barcelona», el «Ciudad de Palma» y el «Ciudad de Ibiza», hasta que fue reemplazado definitivamente en diciembre por el más moderno «Ciudad de Granada».
Visitó también nuestra costa el buque científico francés «Andrómede», con la misión de buscar petróleo en el mar, o mejor dicho en el lecho marino (hasta 5.000 metros de profundidad). Fondeó en la bahía alicantina y el 4 de mayo comenzó la búsqueda, que obviamente dio un resultado negativo.
Pero el puerto seguía siendo también pesquero. En la Lonja se subastaba casi a diario el pescado recogido, cuyo precio alcanzaba en el mercado el doble del recibido por los pescadores. Ello provocaba frecuentes protestas tanto de los consumidores como de los periodistas. El 15 de enero, Pomata publicaba en INFORMACIÓN un artículo titulado «El pescado, artículo de lujo y deleite de pudientes», en el que defendía al pescador (cuyo salario solía ser de cien pesetas diarias), y en el que advertía del incremento que sufría el precio del pescado tras la intervención del intermediario. «Los salmonetes que en lonja se vendieron a 80 pesetas, los vemos en el mercado a 160 y quizás más. En parecida proporción las demás especies. Como mínimo el precio se dobla». Y el 5 de febrero, en una carta dirigida al director del periódico, A. Colomina se quejaba de que «la gamba salada adquirida en Lonja a 31 y 35 pesetas el kilo se estaba vendiendo hoy al público a 120 y 130 pesetas el kilo».
Más vehículos y obras públicas
El año anterior se habían matriculado por primera vez más turismos (6.882) que motos (4.648) en la provincia de Alicante, que con un total de 14.196 vehículos matriculados había superado a la de Sevilla, convirtiéndose en la cuarta de España.
A primeros de mayo había más de 23.000 vehículos censados en la capital, por lo que el Ayuntamiento aprobó la ampliación de la zona azul a más calles del centro.
El martes 1 de agosto entraron en la ciudad 30.000 vehículos por la avenida Juan Bautista Lafora, un nuevo récord. Esta vía se hallaba en obras (desdoblamiento de la calzada) desde hacía meses, con un presupuesto de 25,5 millones de pesetas.
Estas obras formaban parte de un proyecto del Ministerio de Obras Públicas que planeaba el derribo de los pabellones de baño del Postiguet (pero reduciendo la playa en 3.000 m²) y la desaparición del apeadero del ferrocarril de la Marina, pero con la construcción de una nueva estación clasificadora de vagones del puerto en la playa del Cocó, para la que se había ganado 1.000 m² de terreno al mar. Con el objetivo de impedir la reducción del Postiguet y la construcción de la nueva estación en el Cocó, en marzo el Diario INFORMACIÓN puso en marcha una campaña para persuadir al ministro del ramo. El exalcalde Agatángelo Soler fue una de las personalidades que hizo declaraciones en este sentido y promovió la llamada «Operación telegrama», que arrancó el último día de marzo con 1.500 telegramas de alicantinos que protestaban ante el Ministerio. La reacción fue inmediata: al día siguiente se paralizaron las obras para el ferrocarril al Cocó y el ministro de Obras Públicas se comprometió a modificar los proyectos que afectaban a ambas playas; y el 12 de abril, durante una visita a la ciudad, el director general de Carreteras confirmó que se suprimiría el apeadero del tren de la Marina (se cumplió el día 21, procediéndose después al arranque de las vías) y que no se construiría la estación en el Cocó, cuyos 15.000 m² pasaban a depender del Municipio.
El 26 de junio se abrió al tráfico la nueva calzada de la avenida Juan Bautista Lafora.
Con frecuencia se anunciaban obras públicas en la ciudad que luego no se ejecutaban. Algunas, para bien. Como aquella anunciada en febrero por el Consistorio, según la cual se construiría en el castillo de Santa Bárbara un restaurante proyectado por el arquitecto José Luis Picardo, del Ministerio de Información y Turismo. De un estilo incompatible con la fortaleza, afortunadamente el proyecto no pasó a la fase de ejecución.
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