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¿Por qué?

Hoy se cumplen 35 días de la misteriosa desaparición de María Pilar Garrido Santamans en Tamaulipas, México. Valenciana, tremendamente orgullosa de su Massalavés natal, 34 años, periodista, madre primeriza, antigua compañera y amiga. María Pilar y yo nos conocimos hace ya 17 años en la Facultad de la UCH-CEU de Elche. Los dos, libreta en mano, soñábamos entonces con hacernos un hueco en la hoy tan denostada profesión de periodista.

Debo reconocer que conectamos muy pronto. Prácticamente desde el primer día de clase entablamos conversación, intercambiamos números de teléfono, salimos de fiesta y comenzamos a forjar una amistad que, años después y con la carrera ya acabada, continuó alimentándose, aunque ya por las redes sociales. Es lo que tiene formar familia.

Precisamente, el amor fue el intangible que la llevó hasta México. Allí se trasladó hace ya tres años con Jorge, su marido, y allí está criando a Dalmau, su hijo de un año recién cumplido y del que tanto presume. Y sí, hablo en presente porque me niego a hablar de María Pilar en pasado. A pesar de las infructuosas labores de búsqueda, de la aparición de una osamenta en la zona en la que presuntamente fue secuestrada y de que ya han pasado 35 días desde su desaparición, prefiero aferrarme a los pensamientos de Raquel, su hermana. Mientras no se demuestre lo contrario, Pilar sigue viva. Dalmau te necesita.

También debo confesar que todos los días desde que supe de su supuesto rapto mi primer pensamiento del día me lo roba ella. Y siempre me ronda la misma pregunta en la cabeza. ¿Por qué?

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